Un planeta rocoso dos veces mayor que la Tierra y en eterno crepúsculo se ha convertido en el nuevo favorito a albergar vida. Científicos de varios centros de investigación franceses proponen que Gliese 581 d, a 20 años luz de la Tierra, alberga una atmósfera protectora que permite la existencia de agua líquida.
"Es el primer exoplaneta que puede ser habitable", aseguraba François Forget, meteorólogo del Instituto Pierre Simon Laplace de París y coautor del trabajo, que se publicará en Astrophysical Journal Letters.
La estrella de este sistema solar, una enana roja llamada Gliese 581, ha sido la principal sospechosa de albergar posibles tierras desde 2007. Pero sus planetas más pequeños y parecidos a la Tierra están demasiado lejos para observarlos de forma directa. Los astrónomos sólo pueden medir cuánto se mueve la estrella cuando sus planetas pasan cerca de ella, una medida que ha dado lugar a una larga batalla científica en la que al menos tres de sus seis posibles cuerpos (sólo cuatro confirmados) han sido alzados como habitables y después descartados. Pasó con el planeta c en 2007, hoy considerado demasiado caliente, y con g en 2010, de cuya existencia duda la mayoría de expertos.
Los investigadores piensan que el d, que ofrece siempre la misma cara a su estrella, es el verdadero ganador. Se apoyan en un modelo climático que presupone una atmósfera rica en CO2. Se trata de una asunción "muy posiblemente cierta", dadas las características del planeta (con una masa cinco veces la Tierra), según Forget. Así, a pesar de recibir sólo un 30% de la radiación solar que recibe la Tierra, el efecto invernadero del CO2 elevaría las temperaturas hasta hacer posibles océanos, nubes y lluvias. No obstante, el planeta d sigue siendo muy diferente. Su gravedad es el doble que la terrestre y la luz "sería muy rojiza y tenebrosa", concluye Forget.
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"Es el primer exoplaneta que puede ser habitable", aseguraba François Forget, meteorólogo del Instituto Pierre Simon Laplace de París y coautor del trabajo, que se publicará en Astrophysical Journal Letters.
La estrella de este sistema solar, una enana roja llamada Gliese 581, ha sido la principal sospechosa de albergar posibles tierras desde 2007. Pero sus planetas más pequeños y parecidos a la Tierra están demasiado lejos para observarlos de forma directa. Los astrónomos sólo pueden medir cuánto se mueve la estrella cuando sus planetas pasan cerca de ella, una medida que ha dado lugar a una larga batalla científica en la que al menos tres de sus seis posibles cuerpos (sólo cuatro confirmados) han sido alzados como habitables y después descartados. Pasó con el planeta c en 2007, hoy considerado demasiado caliente, y con g en 2010, de cuya existencia duda la mayoría de expertos.
Los investigadores piensan que el d, que ofrece siempre la misma cara a su estrella, es el verdadero ganador. Se apoyan en un modelo climático que presupone una atmósfera rica en CO2. Se trata de una asunción "muy posiblemente cierta", dadas las características del planeta (con una masa cinco veces la Tierra), según Forget. Así, a pesar de recibir sólo un 30% de la radiación solar que recibe la Tierra, el efecto invernadero del CO2 elevaría las temperaturas hasta hacer posibles océanos, nubes y lluvias. No obstante, el planeta d sigue siendo muy diferente. Su gravedad es el doble que la terrestre y la luz "sería muy rojiza y tenebrosa", concluye Forget.
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