La norma tiene un nombre bastante inocente: se trata de una opción de filtros familiares para proteger a los menores en Internet. En realidad, no es otra cosa que una censura a gran escala que convertirá Turquía en un gigantesco jardín de infancia.
"El Gobierno quiere ser el padre de los ciudadanos", denuncia Merve Alici, activista de la asociación turca Jóvenes Civiles, que califica de "ridícula" la norma. Esta, aprobada en febrero, entrará en vigor el 22 de agosto y obligará a todas las empresas proveedoras a ofrecer al usuario cuatro diferentes filtros: infantil, familiar, doméstico y estándar. Sin embargo, no pueden ofrecer la opción "sin filtro", según denuncia la revista digital 'bianet', que recurrió la norma la semana pasada.
La Asociación de Telecomunicaciónes (BTK), dependiente de la Oficina del primer ministro, está elaborando una "lista blanca" y otra "negra" para los diferentes filtros. Pero estas listas serán secretas, denuncia Mustafa Akdil, presidente de la asociación de 'internautas' INETD. "No habrá control de expertos independientes. No habrá decisiones judiciales. Nadie se hace responsable. No se puede recurrir. No es democrático. Si hay páginas web que se deban bloquear, debe hacerse a través de un proceso judicial con expertos y defensa".
"Una norma que se aprobó con buenas intenciones para proteger la infancia se está convirtiendo en censura", opina incluso Deniz Ergürel, secretario general de la Asociación de Medios turca, formada por periódicos y televisiones más bien cercanas a la línea oficial. "Disponer de filtros es importante, y el Gobierno puede ofrecer las herramientas, pero aplicarlos debe ser responsabilidad de las familias", opina Ergürel. "Si yo tuviera hijos no querría que el Gobierno decidiera qué pueden ver y qué no".
Quien no cree ya en las buenas intenciones es Erkan Saka, sociólogo de la Universidad Bilgi en Estambul: "Los niños son un pretexto para asegurarse un control general de Internet. No me sorprende. En los cibercafés, este tipo de filtros ya se aplican, y en muchas instituciones: cuando me alojo en los albergues para profesores ¡no puedo ni acceder a mi propio blog!"
Saka añade que los constantes bloqueos incluso de grandes marcas como YouTube o Blogspot, que obstaculizaron durante el año pasado servicios como GoogleMaps o GoogleAnalytics, "hacen realmente sufrir a las empresas medianas especializadas en trabajar con Internet. Pero al Gobierno le da igual". Y eso que Internet no es el reducto de una élite en Turquía: el 45% de la población lo utiliza, un nivel similar al de Grecia o Portugal.
"Es la mentalidad del Estado turco", concluye Alici. "Podría ocurrir con cualquier partido en el poder. Ya sea la nueva norma contra el alcohol o la manía de difuminar las imágenes de cigarrillos en los filmes en televisión: cree que sabe lo que nos conviene. Pero lucharemos contra ese concepto que nos considera como niños y no como ciudadanos: ¡el Estado no es nuestro padre!"
El Mundo
"El Gobierno quiere ser el padre de los ciudadanos", denuncia Merve Alici, activista de la asociación turca Jóvenes Civiles, que califica de "ridícula" la norma. Esta, aprobada en febrero, entrará en vigor el 22 de agosto y obligará a todas las empresas proveedoras a ofrecer al usuario cuatro diferentes filtros: infantil, familiar, doméstico y estándar. Sin embargo, no pueden ofrecer la opción "sin filtro", según denuncia la revista digital 'bianet', que recurrió la norma la semana pasada.
La Asociación de Telecomunicaciónes (BTK), dependiente de la Oficina del primer ministro, está elaborando una "lista blanca" y otra "negra" para los diferentes filtros. Pero estas listas serán secretas, denuncia Mustafa Akdil, presidente de la asociación de 'internautas' INETD. "No habrá control de expertos independientes. No habrá decisiones judiciales. Nadie se hace responsable. No se puede recurrir. No es democrático. Si hay páginas web que se deban bloquear, debe hacerse a través de un proceso judicial con expertos y defensa".
"Una norma que se aprobó con buenas intenciones para proteger la infancia se está convirtiendo en censura", opina incluso Deniz Ergürel, secretario general de la Asociación de Medios turca, formada por periódicos y televisiones más bien cercanas a la línea oficial. "Disponer de filtros es importante, y el Gobierno puede ofrecer las herramientas, pero aplicarlos debe ser responsabilidad de las familias", opina Ergürel. "Si yo tuviera hijos no querría que el Gobierno decidiera qué pueden ver y qué no".
Quien no cree ya en las buenas intenciones es Erkan Saka, sociólogo de la Universidad Bilgi en Estambul: "Los niños son un pretexto para asegurarse un control general de Internet. No me sorprende. En los cibercafés, este tipo de filtros ya se aplican, y en muchas instituciones: cuando me alojo en los albergues para profesores ¡no puedo ni acceder a mi propio blog!"
Saka añade que los constantes bloqueos incluso de grandes marcas como YouTube o Blogspot, que obstaculizaron durante el año pasado servicios como GoogleMaps o GoogleAnalytics, "hacen realmente sufrir a las empresas medianas especializadas en trabajar con Internet. Pero al Gobierno le da igual". Y eso que Internet no es el reducto de una élite en Turquía: el 45% de la población lo utiliza, un nivel similar al de Grecia o Portugal.
"Es la mentalidad del Estado turco", concluye Alici. "Podría ocurrir con cualquier partido en el poder. Ya sea la nueva norma contra el alcohol o la manía de difuminar las imágenes de cigarrillos en los filmes en televisión: cree que sabe lo que nos conviene. Pero lucharemos contra ese concepto que nos considera como niños y no como ciudadanos: ¡el Estado no es nuestro padre!"
El Mundo
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