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2010/07/19

"No habrá diferencias entre máquinas y seres humanos"

Fuente: Publico.
Mitad inventor, mitad futurólogo, Ray Kurzweil (Nueva York, 1948) es "el genio sin descanso" para The Wall Street Journal. El autor de obras como La era de las máquinas inteligentes y su secuela, La era de las máquinas espirituales, es el máximo representante del transhumanismo. Encargado de cerrar el ciclo Diez conceptos que están cambiando el futuro de la Fundación Telefónica en Madrid, sostiene que el hombre se fundirá con la tecnología. Tal es su fe en sus predicciones, que conserva muestras del ADN de su padre para volverlo a traer a la vida cuando la tecnología lo permita.
"Mis visiones sobre el futuro me ayudan en mis invenciones", dice. Hace 30 años, empezó a estudiar las tendencias subyacentes en la tecnología. "Vi que, ya fueran los bits que transporta internet o las partes del ADN secuenciadas cada año, su avance era tan previsible como exponencial", explica. Este visionario con una veintena de doctorados honoris causa usa estas observaciones tanto para sus inventos como para sus predicciones.
Uno de esos inventos fue el primer sintetizador capaz de emular un instrumento musical, el K250. "Mi padre fue director de orquesta y pianista. Antes de que muriera, hablamos mucho sobre la relación entre las computadoras y la música", explica su interés. Una segunda razón fue el reto que le lanzó el músico invidente Stevie Wonder. "Habíamos creado un lector para ciegos que convertía la palabra impresa en voz en 1976 y Wonder fue nuestro primer cliente", recuerda. "Me retó para crear un sintetizador para el piano y otros grandes instrumentos de una orquesta", añade. También creó el primer sistema de reconocimiento de caracteres y el primer escáner.
Su último invento es el lector de libros electrónicos Blio , un software gratuito que saldrá en unas semanas. Su fe en las máquinas la muestra un fondo de inversiones que, sin intervención humana, compra y vende acciones. "Se basa en el reconocimiento de patrones, incorpora los datos de la bolsa con una alta frecuencia, haciendo operaciones por horas". Y gana dinero.
Para Kurzweil, las máquinas pronto serán capaces de pensar. "Los ordenadores ya hacen cientos de cosas que antes sólo hacían los humanos, como diagnósticos médicos, aterrizaje de aviones, sistemas de defensa... Sin hablar de los juegos, como el ajedrez, donde pueden jugar como si fueran humanos", comenta. Kurzweil vaticinó en 1988 que una máquina vencería a un humano sobre el tablero hacia 1998. Al final fue un año antes, cuando Kasparov caía bajo la potencia de cálculo de Deep Blue, de IBM. En 20 años, las máquinas aprobarán el test de Turing, que muestra si una tiene inteligencia. "La usaremos para expandir la nuestra, no para que compitan con nosotros", aclara.

Nueva noción de la muerte

En una de sus profecías más radicales, Kurzweil afirma que la evolución humana se cruzará con la tecnología, fundiéndose la mente con la inteligencia artificial. "Para 2030, no habrá una diferencia clara entre la máquina y el ser humano en cuanto a inteligencia. Seremos en gran parte máquinas, porque se añadirán a nuestro sistema biológico". Es lo que llama singularidad. Por entonces, habrá revueltas contra las máquinas. Más a largo plazo, atisba un mundo donde los seres más humanos deberán ser protegidos ante la superioridad de los más humanoides.
Este transhumanismo acabará con la noción actual de la muerte. "Hoy, si rompemos un ordenador contra el suelo, podemos recuperarlo desde una copia de seguridad", explica. Para él, en el futuro se crearán copias del cerebro y el cuerpo. "No va a ser una garantía de inmortalidad, pero conseguirá que nuestro destino esté en nuestras propias manos", imagina.

Un filme sobre la revuelta de los robots

A finales de año, se estrenará la película La singularidad está cerca. El filme, basado en las ideas de Kurzweil, dibuja un futuro donde robots microscópicos se rebelarán contra los humanos. ‘Ramona', un avatar basado en Kurzweil, avisará de la revuelta. Pero al considerarla no humana, su aviso no será tenido en cuenta.

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