Mientras los gobiernos hablan de austeridad y la cumbre del G20 prometió reducir el déficit fiscal a la mitad en 2013, el gasto militar sigue en la estratósfera.
"En los países que conforman el Consejo de Seguridad de la ONU, el gasto militar ha crecido en forma constante desde 2000", le dijo a BBC Mundo Carina Solmirano analista del Instituto de Estudios de la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).En 2009, a pesar de la crisis financiera y la recesión económica, la inversión mundial en defensa aumentó en casi un 6% en términos reales (tomando en cuenta la inflación).
En febrero de este año, el gobierno de Barack Obama anunció que el gasto militar de 2011 sería de $US750.000 millones, US$31.000 millones más que en 2010 y casi US$100.000 millones más que en 2009.
Europa: gasto en la mira
Europa no ha escapado a esta tendencia. En 2009, su gasto militar aumentó en un 2,7%.Sin embargo, en medio de la era de austeridad declarada por la mayoría de los gobiernos europeos, la inversión en defensa empieza a estar bajo la lupa.
Vea el gráfico el déficit público en Europa
Algunos países, como Grecia, han anunciado recortes del gasto militar. Otros, como Reino Unido, lo han prometido sin dar mayores detalles.
"El gasto militar es una decisión que toma un gobierno por una serie de factores económicos, políticos e ideológicos", afirmó a BBC Mundo Solimano.
"En términos ideales uno diría que el gasto debería depender de la relación entre los recursos de un Estado y las políticas de defensa, es decir, si un país tiene amenazas concretas o está en algún conflicto".
Debido a la crisis económica todos los países europeos tienen fuertes déficit fiscales, pero para algunas naciones como Reino Unido y Francia, miembros del Consejo Permanente de Seguridad de la ONU, el gasto militar se vincula con su presencia diplomática internacional.
Ambas naciones son potencias nucleares. En Reino Unido, el presupuesto militar supera los US$55.000 millones y el gobierno tiene que decidir este año si renueva el Trident, su sistema de armas nucleares, a un costo estimado de más de US$150.000 millones.
Organizaciones no gubernamentales británicas como Women in Black, opuestas a la renovación del sistema, están haciendo campaña para que se elimine el Trident a fin de lidiar con un déficit fiscal que supera los US$200.000 millones.
Dilemas similares enfrentan los gobiernos europeos respecto de otro factor de peso en el incremento del gasto militar: el conflicto en Afganistán.
Según datos de SIPRI, a fines de 2009 Reino Unido tenía un gasto programado de US$5.400 millones o 9,2 % de la inversiones en defensa, Alemania de US$792 millones (1,7%) y Francia de unos US$458 millones (1%).
"Este impacto se ve claramente en Estados Unidos, que desde su participación en los conflictos de Irak y Afganistán ha visto un fuerte aumento del gasto militar que no hubiera ocurrido sin estos conflictos", explicó Solimano.
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Dos caras de la economía militar
Pero el gasto militar no es sólo una carga para la economía: puede también ser un impulso.El premio Nobel de Economía Paul Krugman recuerda que Estados Unidos salió de la recesión de 1937 gracias al empuje que le dio... la Segunda Guerra Mundial.
Según datos del SIPRI, en 2004 casi tres millones y medio de estadounidenses se encontraban en empleos vinculados con la defensa. Entre las fuerzas armadas y su personal civil se sumaban otros dos millones.
Pero, además, Estados Unidos es el primer exportador de armas del mundo. Loren Thompson, del Lexington Institute (un instituto de análisis), estima que en diez años la industria armamentista podría ser el primer producto de exportación nacional.
El cabildeo de la industria de armas resalta que el gasto militar genera empleo, actividad económica e ingresos impositivos.
Este indudable impacto económico no garantiza que se trate de un gasto eficiente. Un estudio del instituto Foreign Policy in Focus de Washington, que comparó el nivel de empleo que se genera con una inversión de US$1.000 millones en defensa, salud y energía limpia, llegó a la conclusión de que el sector militar es el menos eficiente en términos de creación de empleo y beneficios económico-sociales.
A pesar del cabildeo de la industria, será difícil que en estos tiempos de estrechez el gasto militar siga gozando de los privilegios que adquirió en los años de la Guerra Fría.
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