En la blogosfera española encontramos este jueves la historia de John Howard Griffin, un periodista cuya biografía trae a nuestra memoria aquella excepcional comedia de Woody Allen, “Zelig”; un falso documental en el que el actor y director neoyorquino se metía en la piel de Leonard Zelig, un hombre con la capacidad de adaptarse al medio cambiando su apariencia física como un camaleón. José Jiménez Moltó -Kurioso para los geeks- nos regala esta peculiar semblanza en su blog, un habitual en nuestro recorrido diario.
John Howard se encargó de demostrar por enésima vez que la realidad siempre supera a la ficción. En la década de los cincuenta, Howard quiso experimentar de primera mano las injusticias derivadas de la segregación racial norteamericana haciéndose pasar por un “nigger”, término con claras connotaciones despectivas empleado por los blancos, ciudadanos de primera clase, para referirse a los negros. Para ello, John se sometió a un duro tratamiento a base de fármacos y sesiones de bronceado artificial tras el que pudo pasar por un miembro más de la comunidad afroamericana y llevar a cabo su investigación periodística, no sin antes perfeccionar su acento sureño.
El resultado de sus pesquisas apareció publicado por vez primera en el magazine Sepia, una revista comprometida con la defensa de la igualdad entre razas. Unos artículos plagados de anécdotas, como ésa en la que Howard narra el proceso kafkiano al que se vio sometido cuando quiso ejercer su derecho al voto en una de las numerosas consultas electorales de la época; un examen que no superó, lógicamente.
Todas las vivencias experimentadas por el periodista en su loca y azarosa odisea vieron la luz finalmente también en forma de libro, “Black like me”, una obra que rápidamente se convirtió en best-seller.
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