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2010/07/14

Cuando la biodiversidad regula la economía

Fuente: BBC Mundo.

Uno de cada cuatro directores ejecutivos de empresas a nivel global ve la pérdida de la biodiversidad como una cuestión estratégica en el crecimiento empresarial. Y los más preocupados por este tema son los empresarios de los países en desarrollo ricos en recursos naturales, como las naciones latinoamericanas y africanas.
Ésta es la conclusión del informe más reciente elaborado por TEEB (siglas en inglés de The Economics of Ecosystems and Biodiversity), una iniciativa amparada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que busca poner de relieve el valor económico del capital natural y la biodiversidad.
Más del 50% de los directores ejecutivos encuestados en América Latina consideran la pérdida de la biodiversidad como un desafío al crecimiento económico. En África este porcentaje alcanza el 45%, mientras que en Europa Occidental, el índice de preocupación no supera el 20%.

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Palabras... y acciones

El resultado del sondeo incluido en el informe presentado este martes en Londres, Reino Unido, parece contradecir la percepción generalizada sobre la relevancia de la problemática ambiental para las compañías que operan en América Latina.
¿Se trata acaso de una preocupación teórica, un ejercicio en el campo de las relaciones públicas o este temor por la reducción de la biodiversidad se ve reflejado en acciones concretas?
"Es una mezcla. Para algunas empresas se trata sólo de mantener las apariencias, pero otras, acompañan estas preocupaciones con acciones, porque saben que su negocio depende del mantenimiento de la biodiversidad", le dijo a BBC Mundo Josh Bishop, coordinador del informe de TEEB y economista en jefe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
"Los exportadores de bienes agrícolas, por ejemplo, saben que sus productos dependen del suministro de agua, de la polinización de los cultivos, de la fertilidad del suelo. Si quieren mantener su mercado, necesitan invertir en la biodiversidad", señala Bishop.
El hecho de que esta clase de empresas (entre las que también se incluyen, además de la agricultura, la silvicultura, la pesquería, la minería, la extracción de petróleo o gas) estén relacionadas más directamente con la naturaleza es quizá, en opinión del economista, una de las razones que podrían explicar por qué el reconocimiento del valor de la biodiversidad y los riesgos de perderla sea más marcado en los países latinoamericanos.
Otros factores que pueden haber influido en este resultado, dice Bishop, "es el rápido crecimiento que están experimentando estas economías, el cambio acelerado que se está dando allí en el uso de la tierra, así como la atención que le están prestando al tema los medios y las campañas de educación al consumidor".

El poder de los consumidores


Por otra parte, el informe hace hincapié en el grado de conciencia sobre el valor de la biodiversidad para los consumidores.
La diferencia allí no es tan marcada entre el mundo en desarrollo y el desarrollado, sino entre las áreas urbanizadas y las rurales, y entre la gente con mayores y menores ingresos.
Según Achim Steiner, subsecretario general de la ONU y director ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, "estamos entrando en una era en que las pérdidas de varios billones de dólares en recursos naturales están empezando a influir en los mercados y a preocupar a los consumidores".
"La forma en que las empresas respondan a estos riesgos, realidades y oportunidades, definirá su rentabilidad", señaló el funcionario.
No sólo eso, agrega Bishop. "Si las empresas no toman en cuenta el impacto negativo de la pérdida de la biodiversidad, aunque depende que compañía se trate, fracasarán sus modelos económicos, porque -entre otras cosas- no podrán satisfacer las expectativas de sus clientes, que ahora incluyen (la protección) del medio ambiente".
El informe final de TEEB será presentado en octubre, durante el encuentro del Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU que se llevará a cabo en Japón, donde los gobiernos examinarán los motivos que hicieron fracasar las promesas hechas en 2002 para reducir la pérdida de la biodiversidad para 2010.

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