El Ejecutivo comunitario investigará dos casos separados. El primero tiene su origen en las quejas de los fabricantes de software de emulación T3 y Hercules. Ambas empresas han denunciado ante Bruselas que IBM vincula ilegalmente la venta sus productos para este tipo de potentes ordenadores a la de su sistema operativo, que es el dominante en el mercado.
Según los denunciantes, esta práctica tiene como consecuencia expulsar del mercado a los proveedores de tecnologías de emulación que permiten a los usuarios ejecutar aplicaciones esenciales en material que no sea de IBM.
La segunda investigación, abierta por iniciativa propia de la Comisión, se centra en el comportamiento discriminatorio que IBM aplica a sus rivales que proporcionan servicios de mantenimiento de macroordenadores, especialmente limitando o retrasando el acceso a piezas de recambio que sólo fabrica IBM. El objetivo de esta práctica sería también cerrar el mercado de servicios de mantenimiento y expulsar a posibles rivales.
Se estima que la mayoría de los datos de las grandes empresas a nivel mundial reposan en macroordenadores. En 2009, se consagraron alrededor de 8.500 millones de euros a escala mundial y 3.000 millones en el espacio económico europeo a nuevos materiales y sistemas de explotación de este tipo de aparatos.
El lanzamiento de la investigación no significa que Bruselas disponga de pruebas que demuestren estas infracciones, sino simplemente que el Ejecutivo comunitario prestará atención prioritaria al caso.
Según los denunciantes, esta práctica tiene como consecuencia expulsar del mercado a los proveedores de tecnologías de emulación que permiten a los usuarios ejecutar aplicaciones esenciales en material que no sea de IBM.
La segunda investigación, abierta por iniciativa propia de la Comisión, se centra en el comportamiento discriminatorio que IBM aplica a sus rivales que proporcionan servicios de mantenimiento de macroordenadores, especialmente limitando o retrasando el acceso a piezas de recambio que sólo fabrica IBM. El objetivo de esta práctica sería también cerrar el mercado de servicios de mantenimiento y expulsar a posibles rivales.
Se estima que la mayoría de los datos de las grandes empresas a nivel mundial reposan en macroordenadores. En 2009, se consagraron alrededor de 8.500 millones de euros a escala mundial y 3.000 millones en el espacio económico europeo a nuevos materiales y sistemas de explotación de este tipo de aparatos.
El lanzamiento de la investigación no significa que Bruselas disponga de pruebas que demuestren estas infracciones, sino simplemente que el Ejecutivo comunitario prestará atención prioritaria al caso.
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