Fuente: Libertad Digital.
Al usar el Alex uno tiene la sensación de que durante su concepción se ha vivido el típico proceso en el que la tecnología disponible ha determinado el producto, en lugar de ser las características que se buscasen las que han hecho seleccionar una u otra tecnología.
Así, el dispositivo tiene una segunda pantalla LCD que se utiliza primordialmente para manejar los menús, pero que también ofrece otras posibilidades como navegar por internet o determinadas aplicaciones.
Diseño y usabilidad
Sin embargo, al menos mientras hemos desarrollado esta prueba, nuestra impresión es que esta segunda pantalla no aporta esa usabilidad extra que el empleo de una tecnología más novedosa debería ofrecernos, mientras que sí ha supuesto la necesidad de introducir elementos en el diseño que al final tienen una incidencia negativa en cómo usamos el dispositivo.
Así, esta segunda pantalla, colocada justo por debajo de la de tinta digital en la que leemos, hace que el dispositivo tenga una longitud bastante por encima de lo habitual en este otros lectores de libros electrónicos, sin que la superficie de lectura pase de las seis pulgadas que casi son un estándar de mercado.
Y la consecuencia principal de esto es que la lectura se hace bastante más incómoda: para empezar es muy difícil sujetar el Alex con una sola mano y casi imposible pasar página si lo sostenemos así, por lo que se pierde una de las cosas que casi todos los lectores de libros electrónicos nos aportan: más comodidad en determinadas circunstancias, verbigracia, cuando leemos en la cama o cuando lo hacemos en el transporte público y tenemos que sujetarnos de la barra del metro.
Por lo demás, el diseño está bien resuelto (teniendo en cuenta esta primera tara, claro) y el aspecto del dispositivo es atractivo, tanto para la vista como para el tacto las formas redondeadas del Alex resultan agradables y casi placenteras.
¿Y la pantalla LCD?
La gran novedad que aporta el Alex, al menos en el mercado español, es esa segunda pantalla LCD y táctil, pero ¿realmente nos aporta mucho? Hay que reconocer que la navegación por los menús es rápida y cómoda, aunque luego seleccionar una opción concreta puede resultar un poco difícil para los que tenemos las manos grandes.
Sin embargo, el resto de opciones que nos ofrece la pequeña pantalla de 3,5 pulgadas son algo menos útiles. Las capacidades de navegación por internet no resulta demasiado práctica y, tratándose de un dispositivo que no tiene 3G (sólo conexión Wi-Fi), no se le acaba de ver una utilidad que sí podría tener en el primer caso.
Por otro lado, esta navegación por internet naturalmente limitada por el tamaño de la pantalla, supone un castigo notable para la batería (que para la lectura tiene un muy buen comportamiento). El resto de posibilidades que nos ofrece la pantalla, como algunas aplicaciones o el teclado para determinadas cosas, no acaban de resultar demasiado prácticas, aunque quizá en versiones futuras y con un Android más desarrollado y más extendido pueda ser más útil.
Precisamente es el Android, el sistema operativo creado por Google para teléfonos móviles que lleva el dispositivo, el protagonista de una de las anécdotas llamativas del Alex, ya que en diversos momentos del manejo nos recuerda su origen y nos da mensajes como, por ejemplo: "El teléfono se apagará".
Lectura, batería y más
Por lo que respecta a la lectura, y salvando lo ya dicho, la pantalla de tinta electrónica se comporta de manera irreprochable y tiene un contraste y una definición perfectos y, desde luego, permite leer durante largas sesiones sin ningún tipo de dificultad.
Por otro lado, también se agradece la capacidad del dispositivo de leer bastantes tipos de archivos y, como ya hemos avanzado, la batería se comporta de una forma muy notable mientras no "abusemos" de la pantalla LCD.
Otro aspecto que hay que reseñar es que el Alex tarda más que otros dispositivos similares en ponerse en marcha, si bien este es un problema menor si se tiene en cuenta que realmente no hace falta apagarlo para preservar la batería.
Conclusión
En definitiva, el Alex resulta un buen dispositivo desde determinado punto de vista, pero la inclusión de opciones que no son esenciales para su principal función, leer, hacen que por un lado el precio se dispare respecto a lectores electrónicos similares (449 euros mientras que se puede conseguir dispositivos de seis pulgadas por poco más de 200) y por otro algunos usos sean más incómodos.
Parece pues que, como decíamos al principio, se ha decidido por la tecnología en lugar de por buscar el ajuste a las necesidades del usuario, si bien es cierto que quizá en posteriores versiones esa segunda pantalla pueda resultar más útil, por ejemplo, con una integración bien resuelta con una librería on line.
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