Para las mujeres que se aferran a su vestido de novia porque les recuerda uno de los momentos más felices de su vida, la sola idea puede parecer una pesadilla. Las más desapegadas, quizás, se atrevan a considerarlo.
Se trata de un traje de bodas que, al entrar en contacto con el agua, se disuelve... sin dejar rastros.La prenda -que en el peor de los casos se luce sólo una vez, el día del matrimonio, y en el mejor, se la pone una hija, una amiga o una nuera en su propia boda o en una fiesta de disfraces- fue creada por un grupo de estudiantes de la Universidad de Sheffield Hallam, en Inglaterra.
El secreto está en el material. Parte del vestido está hecho de un tejido que contiene alcohol polivinílico, un polímero sintético utilizado generalmente en detergentes, que se disuelve en el agua sin dañar el medio ambiente.
El resto del traje está compuesto por otros materiales que no son solubles, pero sí biodegradables, como algodón orgánico y accesorios 100% ecológicos.
Así, después del día de la boda, la flamante esposa puede sumergir una parte de la prenda en agua, hasta hacerla desaparecer, como por ejemplo las mangas, y como resultado, obtiene una prenda diferente.
"A medida que disuelves diferentes partes, el vestido se va transformando en un prenda distinta", le dijo a BBC Mundo Ben Herbert, estudiante de Diseño de Modas, parte del equipo responsable del invento, que está integrado también por estudiantes de Ingeniería.
Cambio necesario
El objetivo detrás de esta creación, dicen los estudiantes, es invitar a la gente a reflexionar sobre el impacto que la industria de la moda tiene sobre el medio ambiente."Elegimos trabajar sobre el vestido de novia porque es una de las prendas de vestir en la que más dinero invertimos en toda nuestra vida y sólo la usamos una sola vez. Además, lleva metros y metros de tela. La mayoría conserva el vestido como recuerdo, pero, eventualmente, termina en un basurero", explica Herbert.
En el Reino Unido, la cantidad de ropa que compra el público aumentó en los últimos años un 40% y actualmente ronda las dos millones de toneladas por año.
Cerca del 74% de estas dos millones de toneladas termina cada año en la basura.
"La industria de la moda en general tiene que tomar conciencia de esta situación e introducir cambios en el rumbo que está tomando", dice Herbert.
Con él coincide Jane Blohm, profesora de Diseño de Modas de la Universidad de Sheffield Hallam.
"Para reducir el impacto de la moda en el medio ambiente la industria de la moda debe confrontar las prácticas y las actitudes convencionales", dice Blohm
"Esta exhibición", comentó Blohm en referencia a la muestra donde se presenta el vestido creado por los estudiantes, "demuestra lo que se puede hacer cuando el diseño y la innovación científica suman esfuerzos".
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