Su padre le enseñó a soñar con neveras y estufas que pintaba de colores chillones para diferenciarse de las blancas de la competencia. Él, Roberto Medina, imagina megaconciertos por el mundo con su idea, Rock en Río, el mítico festival que nació en las playas de Río de Janeiro y que ya se exporta a otras latitudes.
Hace un par de semanas terminó Rock en Río Lisboa y este viernes comienza Rock en Río en Madrid. Ipanema no esta cerca pero sí la musculatura del evento.Rock en Río nació en 1985 y lleva ya ocho ediciones, incluidas las de Lisboa y Madrid. El festival encabeza la lista de conciertos más taquilleros de la historia por encima del legendario Woodstock en Estados Unidos.
El primero de ellos congregó a mas de un millón 300 mil personas unidas por el sudor y la adrenalina de diez días de conciertos contundentes. Artistas como Queen, AC/DC, Scorpions o Nina Haggen desfilaron por diferentes escenarios creando una leyenda que sobrevive 25 años después.
Medina, de pelo blanco, traje impecable y hablar refinado, suele espantar a las moscas de ese camino con una sonrisa. Prince le exigió 300 toallas para su habitación o de lo contrario no cantaba. Paul McCartney, vegetariano declarado, le pidió que nadie comiera carne a un kilómetro a la redonda, Medina se negó porque "era imposible".
En cuanto al rockero Ozzy Osbourne, famoso por sus excentricidades, le hizo firmar un contrato en el que se comprometía a no comer murciélagos o pollitos en el escenario.
Pero sin duda su secuestro después del segundo Rock en Rio (1991) le marcó. Pasó varios días oculto en las favelas de Río Janeiro. Quedó marcado por la pobreza y la desesperación y decidió destinar parte de las ganancias del festival a la educación de los barrios marginados que se asoman a las playas de Río.
Rockeros y familias en Madrid
Madrid celebra su segunda edición durante dos fines de semana en la llamada Ciudad del Rock, una especie de gran parque temático con una rueda gigante y globo incluido donde aterrizarán artistas tan disímiles como Bon Jovi, Shakira, Rihanna, Metallica o Miley Cyrus, la Hanna Montanna de Disney.Hay quienes critican la mezcla de estilos pero Medina se defiende: "Rock en Río es más que un festival de rock, es un encuentro de distintos tipos de música. Creemos que pueden convivir diferentes tipos de tribus".
Este año Medina ha incluido un día de conciertos para ir en familia, el domingo 6. Ese día se presentan Miley Cyrus o Amy McDonald y se contará con un espacio recreativo para los niños.
La misma filosofía la tenía su abuelo cuando emigró de Marruecos a Brasil buscando una tierra de oportunidades. Su padre Abraham abrió el terreno a punta de ideas, buscándose la vida como sirviente o ayudante en los mercados de Río. "Mi padre fue un hombre extraordinario. Fundó una tienda de electrodomésticos. Fue el primero en vender televisores en Brasil", comenta Medina en el libro sobre su vida, El Vendedor de Sueños.
Pero nadie le compraba porque pensaban que era una caja vacía. Abraham montó una productora de espectáculos para llenar la caja de contenidos. Sus programas fueron un éxito. A su lado, Roberto, tomaba nota. Años mas tarde Medina viajaría a Estados Unidos para preguntarle a Frank Sinatra por qué nunca se había presentado en Brasil. Le habían encargado cambiar la imagen de un whiskey y el se fue a contratar a "La Voz".
Sinatra viajó a Brasil y dio varios conciertos. Para entonces Rock en Río no se había cruzado en sus gustos musicales. El fin de 20 años de dictadura y una campaña publicitaria para una cerveza fueron el germen para el festival mas multitudinario de la historia.
"Queríamos cambiar la imagen de Brasil. La idea de unir a más de un millón de personas y mostrar la cara de la juventud era muy importante para Brasil: La idea se me ocurrió una noche que no podía dormir", recuerda Medina. El festival fue un éxito pero el empresario quedó endeudado.
"Tuvimos que construir todo desde cero. No había infraestructura para un evento de esa magnitud", señala en el libro autobiográfico.
Desde construir alcantarillados subterráneos para bombear los dos millones de litros de bebidas que se consumieron hasta contar con los suministros para alimentar a cientos de miles de personas: más de 900 mil hamburguesas, medio millón de pizzas...
Hasta el momento han asistido más de cuatro millones de personas a las diferentes ediciones de Rock en Río. Medina ya ha confirmado una edición Sao Paulo y otra en Polonia además de las de Río de Janeiro, Lisboa y Madrid. Su padre se especializó en vender neveras y televisores, él en vender macroconciertos.
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