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2010/06/07

"Las discográficas tardaron en adaptarse a las descargas"

Fuente: Publico.

La tesis con la que Karlheinz Brandenburg (Erlangen, Alemania, 1954) se doctoró en Ingeniería Electrónica en 1979 sentó las bases para una revolución en la música digital: el MP3. Este formato de codificación de archivos de audio, que permite reducir el tamaño de una canción once veces sin apenas disminuir su calidad, no recibió el apoyo de las discográficas cuando se presentó en 1997. Brandenburg, que visitó Madrid recientemente para impartir una conferencia, dirige desde hace diez años el Instituto de Medios Digitales del Instituto Fraunhofer , que controla la mayor parte de las patentes relacionadas con el MP3.»
¿Qué fue lo que le impulsó a crear, junto a otros, el formato MP3?
Algunas de las ideas nacieron a través de las conversaciones que mantuve con el director de mi tesis en los setenta. Él quería registrar una patente para transmitir música a través de las redes, pero en la oficina de patentes le indicaron que necesitaba un bit rate [tasa de compresión] mucho mayor. Mi profesor buscó entonces un estudiante de doctorado que le ayudase en esta investigación y esa persona fui yo.
¿Cómo recuerda aquellos años?
La compresión de audio tuvo un fuerte impulso a finales de los ochenta con el arranque de la radio digital. Los primeros trabajos para conseguir un estándar se iniciaron con el objetivo de conseguir el vídeo en CDRom. Nuestra propuesta en este proyecto era una de las tres que había para estandarizar el sonido. De ahí viene el nombre de MP3. Unos pocos años después, en 1995, los ordenadores fueron capaces de realizar la tarea de interpretar un archivo comprimido directamente, de reproducir la música mientras se descomprime. Eran los tiempos de Windows 3.1, cuando las extensiones de ficheros sólo podían tener tres letras. El 14 de julio de 1995 nosotros teníamos el nombre de MPEG Audio Layer 3, y lo reducimos a MP3. Los usuarios de Internet fueron los primeros en utilizar esta tecnología por el tamaño tan reducido que tenían los archivos. No fue hasta un par de años después cuando la industria musical introdujo este formato y empezó a crear los primeros equipos para reproducirlo.
Sistemas como Napster no hubieran funcionado igual sin el MP3. ¿Se siente responsable de, en cierta forma, haber contribuido al fenómeno de las descargas de contenidos con copyright'?
Está claro que el MP3 hizo más fácil ese intercambio, aunque nunca hemos estado a favor de que la gente descargue contenidos de forma ilegal. Nosotros tratamos de ayudar a la industria discográfica. De hecho, nuestro primer contacto con una gran distribuidora se produjo en octubre de 1994. Pero durante mucho tiempo, la opinión de esta y otras fue que el MP3 era algo de lo que no tenían que preocuparse. Desde entonces, hemos estado en contacto cercano con las discográficas. Ellas saben que en el Instituto Fraunhofer defendemos el valor de la propiedad intelectual, lo que no quiere decir que yo defienda todo lo que la industria está haciendo.
¿Cree que la industria discográfica ha cometido errores?
A raíz de unas charlas iniciadas con la RIAA en 1998 comenzaron los proyectos de seguridad en la música (Secure Digital Music Initiative). Desafortunadamente, ellos no apostaron por una solución unificada de seguridad y eso fue un gran error. También tardaron en adaptarse a las descargas digitales. Lo ignoraron por completo pese a que resultaba una forma atractiva de vender música.
¿Tiene sentido que aparezca un sustituto del MP3?
Lo que tendría sentido es que apareciese un formato que fuese más rico a la hora de ofrecer posibilidades. Por ejemplo, que el archivo de música pueda enlazar directamente a una página web donde obtener más información del artista o que incluya un acceso a su discografía.
Ustedes están trabajando en algo similar.
Ayudamos a una compañía que está desarrollando un sistema llamado MusicDNA, que parte del MP3 y añade información a las canciones. La idea es que sea totalmente compatible con los reproductores actuales. Espero que esté terminado pronto.
¿El formato MusicDNA tendrá protección anticopia (DRM)?
No. Music DNA es un MP3 sin DRM. Tiene metadatos [datos que clasifican otros datos] para que sea una experiencia enriquecida. Si el archivo se copia, pierde esas características adicionales, las de la información extra, pero eso no tiene nada que ver con el DRM.
El MP3 es un formato patentado. ¿Continúan trabajando en mejorarlo?
En realidad es un conjunto de patentes y la mayoría de ellas pertenecen al Instituto Fraunhofer. Hay un grupo en el Instituto cuyo trabajo es continuo. Su mayor éxito ha sido el desarrollo del formato AAC, que es el que se utiliza en el iPod, teléfonos móviles y otros dispositivos.
¿Han pensado en abrir el formato MP3 a la comunidad de usuarios para que lo mejore?
El código está abierto en su esencia desde el punto de vista de que siempre se ha estado mejorando. Su serie de bits está documentada. Tanto el Instituto Fraunhofer como Thomson [los otros propietarios de la patente del MP3] ya declararon hace tiempo que nunca perseguirían la creación de códecs gratuitos paralelos, lo que quiere decir que nunca se actuará contra las iniciativas de libre distribución relacionadas con el MP3. La idea que tuvimos desde el principio era que fuera lo más abierto posible pero basándose en una patente fuerte. Así dejamos abiertas vías para que la gente pueda mejorar muchos detalles, pero sin modificar la raíz del proyecto.
Algunos economistas defienden que las patentes frenan la innovación. ¿Qué piensa de ello?
En los últimos años hemos visto varios ejemplos de personas que utilizan las patentes de forma incorrecta. Son los que llamamos patent trolls, gente que registra una patente que ya existe modificándola un milímetro o patenta un proceso que conoce todo el mundo. Su único objetivo es conseguir dinero y es un error grave permitírselo. Aún así, defiendo la idea de las patentes porque creo que es una forma para que la tecnología se conozca. Si no, las investigaciones que se realizan en las empresas serían secretas.
¿En qué está trabajando ahora?
Ya no estoy en la parte del Instituto que trabaja con el MP3, pero sí sigo los proyectos. Hay un grupo que trabaja con los metadatos, que sirven para organizar música similar. Es un proyecto que sirve, por ejemplo, para organizar la música que tiene una persona en su disco duro. También estamos trabajando en algo llamado audio inmersivo. Tenemos una habitación con un círculo de altavoces que simula la sensación de estar en otro lugar, en otro ambiente. Tuvimos un ejemplo de ello en la Expo de Zaragoza de 2008, en el pabellón español.

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