Es casi seguro que Sergey Brin, uno de los fundadores de Google, padecerá la enfermedad de Parkinson dentro de unos años. Su genética muestra los signos claramente. Al menos, tiene un 50% de probabilidades. Por ello, este genio de la Red se ha marcado el objetivo de contribuir en la investigación para encontrar la cura de esta enfermedad.
De momento, Brin ha donado nada menos que 50 millones de dólares (más de 40 millones de euros) para investigación, pero quiere experimentar con un nuevo "ritmo" en este proceso. "En general el ritmo de la investigación médica es glacial en comparación con el de Internet al que estoy más acostumbrado", explica en la revista Wired.
Brin, de 36 años, está especialmente sensibilizado con el Parkinson, una enfermedad que, de momento, no tiene cura. La razón de su interés reside en que este emprendedor lleva en su ADN una mutación de un gen relacionado con el desarrollo de la patología, que han padecido varios de sus parientes.
Se trata de un gen llamado 'LRRK2', asociado al cromosoma 12, una mutación genética que se ha relacionado con las tasas más altas de Parkinson. Si bien no todos los enfermos de Parkinson presentan esta mutación, lo cierto es que su presencia aumenta la probabilidad de padecerla entre un 30% y un 75%.
Pero la aportación de Brin no es sólo económica. Así, propone un enfoque diferente para la investigación que va más allá del método científico clásico (hipótesis, análisis, revisión y publicación) y que se basa en la aplicación a la investigación científica de las prácticas en boga en las escuelas de negocios.
Así, Brin propone una ciencia más al estilo Google en la que se acorten los tiempos. En pocas palabras, lo que propone es recoger los primeros datos, hacer entonces una hipótesis y luego encontrar patrones que conduzcan a las respuestas. Y tiene el dinero y los algoritmos para hacerlo.
De momento, Brin ha donado nada menos que 50 millones de dólares (más de 40 millones de euros) para investigación, pero quiere experimentar con un nuevo "ritmo" en este proceso. "En general el ritmo de la investigación médica es glacial en comparación con el de Internet al que estoy más acostumbrado", explica en la revista Wired.
Brin, de 36 años, está especialmente sensibilizado con el Parkinson, una enfermedad que, de momento, no tiene cura. La razón de su interés reside en que este emprendedor lleva en su ADN una mutación de un gen relacionado con el desarrollo de la patología, que han padecido varios de sus parientes.
Se trata de un gen llamado 'LRRK2', asociado al cromosoma 12, una mutación genética que se ha relacionado con las tasas más altas de Parkinson. Si bien no todos los enfermos de Parkinson presentan esta mutación, lo cierto es que su presencia aumenta la probabilidad de padecerla entre un 30% y un 75%.
Otro "ritmo"
En el caso de Brin, su probabilidad es de un 50%. Por este motivo, el ejecutivo combina su actividad diaria con cierta dieta y ejercicio, además de impulsar económicamente la investigación para encontrar una cura.Pero la aportación de Brin no es sólo económica. Así, propone un enfoque diferente para la investigación que va más allá del método científico clásico (hipótesis, análisis, revisión y publicación) y que se basa en la aplicación a la investigación científica de las prácticas en boga en las escuelas de negocios.
Así, Brin propone una ciencia más al estilo Google en la que se acorten los tiempos. En pocas palabras, lo que propone es recoger los primeros datos, hacer entonces una hipótesis y luego encontrar patrones que conduzcan a las respuestas. Y tiene el dinero y los algoritmos para hacerlo.
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