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2010/06/04

¿Facebook como herramienta para "rateadas" laborales?

Fuente: iProfesional.

La apretada agenda de “rateadas”, organizadas por adolescentes, a través de Facebook, parece por el momento haberse tomado un descanso. En mayo se inició un bombardeo informativo sobre el fallo dictado en los Tribunales mendocinos en contra de la red social más grande del mundo, que aún ocupa espacio en los portales informativos más importantes de la escena local e internacional.
En ese momento una ONG de defensa del consumidor, denominada Protectora, interpuso un amparo colectivo solicitando una medida precautoria en contra de la red social en la ciudad de Mendoza con el objetivo de que Facebook ajustara sus condiciones de seguridad y no permitiera que una “rateada” de 3.000 chicos en la plaza, que había sido prevista y organizada a través de este sitio y que, supuestamente había días atrás hecho “peligrar la integridad moral y física de los menores”, volviera a repetirse el 14 de mayo.
Los representantes de los consumidores prefirieron recurrir a la Justicia que ordenó la medida y ordenó a Facebook el cese inmediato de estos perfiles grupales que promueven la ausencia de las masas estudiantiles o cualquier otra actividad que los ponga en peligro, antes que dar de baja los grupos en base a los términos y condiciones de uso de aquella que permiten denunciar a la red situaciones que, como estas, sin ser ilegales, son consideradas socialmente como nocivas.
El fallo, que se antoja de cumplimiento imposible, pierde sustancia ante la nueva iniciativa privada que propicia una versión, en envase grande, de las rateadas que fueran generadas por adolescentes. En este caso una horda de adultos seducidos por el bicentenario propuso realizar para los días 21, 26 y 27 de mayo una “rateada laboral” con el fin de prolongar los festejos de los primeros 200 años de vida de nuestro país. La consigna es: "si los estudiantes pueden, ¿por qué nosotros no?".
Los seis grupos, que prepararon “el faltazo a sus trabajos”, registrados en Facebook, guardan alguna semejanza con los grupos de jóvenes mendocinos. En principio sólo comparten un sitio en el ciberespacio. Por ahora no hay fallo que impida que un grupo de personas, previo acuerdo, no concurra a su ámbito laboral. Será porque no son adolescentes, porque no hay seguridad ni salud de la cuál preocuparse; o simplemente porque detrás del fallo mendocino husmeaban las narices del Estado queriendo controlar las comunicaciones. Será porque no queremos opacar las luces con las que hemos iluminado nuestras ciudades, otrora vestidas de cemento y ahora de celeste y blanco.
El pasado 25 de mayo la Argentina se vibró con su segunda gran fiesta. Mientras algunos palpitaron esa extraña sensación de pertenencia a un tiempo y una época que será difícil olvidar, otras celosos de sus voces dispusieron centinelas en el ciberespacio, o se escabulleron entre los personajes del bicentenario para organizar rateadas laborales en ejercicio de su libertad, como en 1810.
Solo que en aquella fecha, otro grupo de personas ejerció su libertad de un modo tan trascendente que marcó el inicio de la historia de esta República, con ideales como la libertad de expresión como base, disponiendo solo un par de días después “que salga a luz un nuevo periódico semanal, con el título de Gaceta de Buenos Aires, el cual sin tocar los objetos que tan dignamente se desempeñan en el Semanario del Comercio, anuncie al público las noticias exteriores e interiores que deban mirarse con algún interés… La utilidad de los discursos de hombres ilustrados y que sostengan y dirijan el patriotismo y fidelidad, que tan heroicamente se ha desplegado, nunca es mayor que cuando el choque de las opiniones pudiera envolver en tinieblas aquellos principios, que los grandes talentos pueden únicamente reducir a su primitiva claridad; y la Junta, a más de incitar ahora generalmente a los sabios de estas provincias, para que escriban sobre tan importantes objetos, los estimulará por otros medios que les descubran la confianza que pone en sus luces y en su celo” (Mariano Moreno, Fundación de la Gaceta de Buenos Aires, 7 de junio de 1810).
Por entonces, Facebook dormía en la gente que voceaba el grito de rebeldía en aquellas calles otoñales de nuestra futura Nación. Por entonces, la revolución se gestó en el boca a boca y con cartas que iban y venían con chasquis en potrillos de todos los pelajes y por todos los caminos, esquivando a aquellos que trataban de emboscarlos para que los mensajes no llegaran a destino. Por suerte no usaron Facebook, pues allí la emboscada no hubiese sido del enemigo, sino de un poder del Estado.

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