José Millares, autor de JamSession, afirma que internet, lejos de acabar con la música, es una oportunidad para muchos artistas
Como se suele decir, no somos nadie. Me pareció buena idea etiquetarme en Twitter para que los que pasaran por ahí tuviesen una mínima idea de lo que hago, que no es mucho. Y como persona, pues intentando ser bueno, que no es poco.
Informático multidisciplinar y multitarea, músico y compositor, ¿qué no es José Millares?
Como se suele decir, no somos nadie. Me pareció buena idea etiquetarme en Twitter para que los que pasaran por ahí tuviesen una mínima idea de lo que hago, que no es mucho. Y como persona, pues intentando ser bueno, que no es poco.
¿Cuál fue el motivo de la mutación de JediBlog a JamSession?
Mi primera web personal comenzó como una broma, una especie de paralelismo entre las bondades de los Jedis y nuestra vida normal, convirtiéndose después en el weblog que diseñé y bauticé como JediBlog. El paso a JamSession fue lógico, no quería seguir con una broma que ya no tenía gracia y me pareció honesto que mi hogar virtual reflejase de alguna manera mi verdadera personalidad. Fue como un traje a medida, me sentí muy cómodo desde el primer momento, si bien es cierto que siempre he sido consciente de que el nombre y la temática principal lo convierten en un sitio no demasiado popular ni mediático.
¿Por qué sigues blogueando después de ocho años?
Sigo blogueando porque, aunque en ocasiones dan ganas de dejarlo -casi siempre en momentos de desánimo-, es algo que haces por placer y se acaba convirtiendo en una adicción. Supongo que nadie se siente obligado a aportar algo forzosamente pero, además de intentar escribir entradas útiles, interesantes o divertidas y de recopilar frases que oigo o leo por ahí, me gustaría pensar que por lo menos contribuyo a que la gente se anime a escuchar música de calidad, no sólo la comercial que nos quieren enchufar las multinacionales. Por cierto, esta faceta la estoy ampliando con mi colaboración en el podcast «El Cantor de Jazz», con la sección «Nueva Frontera», desde la que proponemos versiones jazzísticas de canciones populares, que ayudan a acercarse a ese mundo tan desconocido.
¿Cuál es tu opinión respecto al momento actual de los blogs?
En contra de lo que dicen las malas lenguas, creo que están en un momento dulce. A pesar de lo que pueda parecer por la masificación de las redes sociales y otras nuevas formas de comunicación, tengo la sensación de que mientras algunas llegarán a aburrir, los blogs seguirán estando ahí. Tal vez es lo que tienen en común con los periódicos, de momento.
¿Están influyendo las redes sociales y Twitter en los blogs?
Creo que están influyendo positivamente en cuanto que las redes sociales se están convirtiendo en amplificadores de la actividad bloguera, sobre todo gracias al RSS, mi tecnología favorita, que permite que cualquier sitio se haga eco de nuestras anotaciones; concretamente uso el 'feed' de JamSession para publicar automáticamente en Facebook y en Twitter, mi preferido. También están potenciando el 'feedback', ya que a los internautas les resulta más fácil y rápido comentar en esos medios que a través del formulario convencional de nuestras bitácoras, que empieza a parecer un punto débil.
¿Crees que internet acabará con la música como profesión?
Pienso que nada acabará con la música porque entre otras cosas no es una profesión, sino una pasión, un arte que no entiende de negocios. Son los encargados de hacer llegar la música a nuestros oídos los que, si quieren, tienen que adaptarse a la situación actual y buscar el modo en que pueda ser rentable. Y es necesario que de una vez por todas se termine el monopolio de la gestión de derechos de autor que tanto daño hace a los músicos y tanto está enriqueciendo a unos pocos mercachifles; por ejemplo, los compositores de jingles, obras o arreglos corales u orquestales, etc., no editan discos ni ofrecen conciertos, por lo que su principal fuente de remuneración tendrían que ser los royalties, pero somos testigos de casos sangrantes en los que las gestoras envían un insultante cheque de unos céntimos mientras se hacen de oro sólo con el «sospechoso» canon digital. En cualquier caso, para mí lo más importante es que internet ha propiciado que muchos artistas puedan tener la posibilidad de ser escuchados y de que puedan dedicarse a ello -que no implica forrarse-, algo que yo también confío en que me llegue algún día.
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