Buscar

2010/05/12

Así eran las páginas web en 1998

Fuente: ABC.

En nuestro repaso diario por los temas que más han llamado la atención de los bloggers, hoy vamos a tocar tu fibra sensible. Parece que fue ayer pero ya han pasado más de diez años. Sigue estando aquí, con sus dominios, alojamientos, usuarios y contraseñas. Sin embargo, ha cambiado. La web tal y como la conocíamos en 1.998 ha crecido y madurado. Un día como hoy, miramos al pasado y recordamos los principales elementos que caracterizaban las páginas web de entonces.
Lo primero es lo primero. Un buen webmaster de la época necesitaba "colgar" su página en el mejor servicio de alojamiento. Lo reconoceríamos pronto; su valor estaba proporcionalmente ligado al número de banners y "pop-ups" publicitarios que asaltaban al visitante. Entre los más destacados, algunos como Tripod o el recientemente fallecido (D.E.P.), Geocities.
Lo siguiente era buscar un "nick" que nos identificara digitalmente. Un pseudónimo lo más original y creativo posible para forjar nuestra reputación virtual. Fue la época en la que abundaron los "Cyber_Batman_2000" en los chats y las "Gata_69" en los foros de urls impronunciables.
Cruzábamos los dedos para que el modem sonara a éxito y pudiéramos acceder a aquel mar de oportunidades que día tras día nos sorprendía. Cuando aprendíamos a subir archivos por FTP nos sentíamos los reyes del mambo y entonces llenábamos nuestras páginas con los gifs del momento. Uno de nuestros preferidos era el que mostraba un gran cartel "En construcción" que integrábamos en las secciones inacabadas. Aunque admitámoslo, donde nos gustaba ponerlo era en la página principal, para que luciera más.
Después llegaba el momento de centrarnos en el diseño. Era difícil elegir fondo ante tal variedad de tapices que podíamos adquirir con un par de clicks en cualquier mercado virtual de la web de finales de siglo. Otro cantar eran las tipografías. De todos los colores y sabores, cada una de su madre y de su padre, pero a cual más original. La decepción llegaba luego, cuando comprobámos que los únicos que veíamos bien la creativa tipografía de nuestras webs éramos nosotros y así, la historia de siempre: la insoportable levedad de la fuente. Los más resabiados ya se iban a tiro hecho, porque más valía comic sans en mano, que ciento volando.
Y por fin, el gran momento de la apertura, de dar a conocer nuestro espacio a cientos de miles de visitantes. Como buenos políticos digitales, cortábamos la banderita en la inauguración y colgábamos un buen cartel de "Bienvenidos". Llegaba el momento de las mariposas en la barriga. Las que producía nuestro contador de visitas cada vez que subía una cifra, recordándonos que tantas noches de FTP y quebraderos de cabeza habían merecido la pena. Era entonces cuando descorchábamos otra botella de Coca-Cola y admirábamos orgulllosos nuestra creación mientras sonaba en nuestros altavoces el midi de la victoria.

No hay comentarios: