Después de un infarto, una parte del corazón queda rota para siempre. Pero desde hace unos años, cada vez más investigadores creen que es posible remendar esa zona muerta con parches de tejido sano. Aunque la técnica es aún experimental y tal vez nunca llegue a curar personas, los avances son continuos. El último ha llegado desde Israel, donde un equipo de investigadores ha parcheado con éxito el corazón de ratas que habían sufrido un infarto, lo que mejoró su salud cardiaca.
Aunque los investigadores creen que esta terapia sería segura y eficaz en humanos, señalan que, por ahora, no es viable pues requiere varias operaciones que pondrían en peligro la salud de los pacientes de infarto, la mayoría de edad avanzada. Lo que sí puede es contribuir a que los parches cardiacos se adapten mucho mejor a sus órganos de destino.
Desde hace unos años, varios trabajos han demostrado que se pueden implantar parches de tejido previamente diseñados en la mesa de un laboratorio para compensar daños irreversibles en varios órganos. Estos implantes funcionan, pero deben aún superar un obstáculo importante: conseguir que el tejido diseñado sobre una placa de cultivo desarrolle una red de vasos sanguíneos adecuada. Ahora, este estudio de la Universidad Ben-Gurion del Negev explica en PNAS que la mejor forma de evitar estos problemas en el corazón es usar el cuerpo como plato de cultivo.
El equipo compuso un tejido cardiaco básico con células de corazón de ratas recién nacidas y varios factores que promueven el desarrollo de vasos sanguíneos. Los investigadores dejaron estas células en cultivo durante dos días y después las trasplantaron al abdomen de ratas adultas, a un lugar más propicio para generar vasos sanguíneos. Siete días después los implantes desarrollaron una completa red de vasos así como las células musculares que forman un corazón sano.
El nuevo tejido se extirpó y se implantó en el corazón de otras ratas que acababan de sufrir infartos. Un mes después, las ratas trasplantadas tenían mejor salud cardiaca que las que no recibieron el injerto. Otras ratas con implantes diseñados en plato de cultivo mostraban un rendimiento inferior. Además, los implantes de las primeras estaban mejor sincronizados con el corazón que en los otros dos grupos y transmitían los impulsos eléctricos con casi la misma efectividad que un corazón sano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario