Un equipo de científicos italianos ha resucitado los temores sobre la seguridad del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el mayor acelerador de partículas del mundo. El pasado septiembre, el anunciado arranque de la instalación levantó un gran revuelo cuando algunos científicos avisaron de que su puesta en marcha podía crear minúsculos agujeros negros que devorarían la Tierra. No obstante, la mayoría de los expertos coincidió en asegurar que no había peligro alguno.
El físico de la Universidad de Bolonia, Roberto Casadio, fue uno de los segundos. En 2002 publicó un estudio que apoyaba la inocuidad del LHC. Según aquel trabajo, los eventuales agujeros negros debían decaer instantáneamente antes de crecer en tamaño, lo que haría imposible que representasen una amenaza.
Pero en su nuevo estudio, publicado en la web arXiv.org, Casadio y sus colaboradores han reelaborado sus cálculos y, en este caso, los resultados no son tan tranquilizadores. Los científicos señalan ahora que "los tiempos esperados de evaporación son mucho más largos (y posiblemente mucho más que un segundo) que lo típicamente pronosticado por otros modelos". Los investigadores hablan de hasta 100 segundos, "correspondientes a una distancia recorrida de unos 1.000 kilómetros". Comparando la velocidad de crecimiento con la de evaporación, concluyen que "el crecimiento de los agujeros negros a tamaños catastróficos no parece posible".
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