Fuente: GadgeToBlog.
Si hace diez años alguien le hubiera dicho que su teléfono iba a ser, al mismo tiempo, una cámara de fotos probablemente usted habría apartado a sus hijos de semejante “profeta” y cruzado la calle. Pero mira tú por donde ahora los teléfonos sacan fotos que da gusto verlas. Más o menos.
Muchos fabricantes presumen de móviles capaces de fotografiar con la calidad de una cámara digital. A la hora de la verdad las fotos, una vez en pantalla, tienen cierto aire de pintura impresionista. Hay muchos factores que hacen que las cámaras de los teléfonos no puedan tener la misma calidad que las "normales". El tamaño del sensor es uno de ellos y la óptica otro.
Incluso en las mejores condiciones de luz, las fotos nunca van a ser tan nítidas como las que se consiguen con una cámara. Es fácil hacer la prueba fijándose en los bordes y contornos de las figuras de las fotos digitales. Hay ruido e imperfecciones. Los fabricantes de telefonía móvil juegan la carta de los megapíxeles, pero a la hora de la verdad más resolución no supone, necesariamente, más calidad.
Al margen de la calidad de la foto hay otro aspecto de los móviles que resulta muy molesto y es el de la velocidad. Desde que se aprieta el botón de disparo hasta que se toma la foto transcurre tiempo suficiente como para que el móvil se quede obsoleto y al retratado le crezca la barba.
Vea la tabla de velocidades obtenidas de Nokia.
Evidentemente hay cámaras y móviles más rápidos en el mercado, esto son valores medios, pero demuestran que a la fotografía en el móvil aún le queda un largo camino por recorrer. Aún así, las cámaras en el móvil son útiles. No siempre llevamos encima una cámara normal encima y a veces vemos una escena curiosa que queremos fotografiar. Para eso sí sirve el teléfono... si nos acordamos de sacarlo del bolsillo, apuntar, encuadrar y disparar con siete segundos de antelación, claro.
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