Una de las empresas más importantes del mundo de la música, quiere “cortar el grifo” en lo que abona a las asociaciones como la RIAA o IFPI, lo que dicen podría suponer un duro golpe en la mal llamada “lucha contra la piratería”
EMI recientemente adquirida por el grupo británico de capital riesgo Terra Firma, estaría buscando formulas para reducir “sustancialmente” su aporte a este tipo de asociaciones que representan a la industria discográfica contra la piratería.
Estas reciben sustanciosas sumas de gigantes como EMI, Warner, Sony o Universal más cientos de pequeños sellos independientes. Solo las cuatro grandes aportarían la barbaridad de 132 millones de dólares anuales, según fuentes de la propia IFPI.
El cambio de la estrategia de EMI es un nuevo paso tras el anuncio de vender música sin DRM. Dejar de perseguir a los consumidores parece ser la siguiente.
Los analistas en UBS dicen que reducir la financiación a estas asociaciones podría obstaculizar los esfuerzos de la industria para combatir la piratería y proteger los derechos de autor.
Otros lo vemos de otra forma. Las cuantiosas sumas gastadas en denunciar a los potenciales clientes tratándolos de delincuentes no han servido absolutamente de nada y deberían haber sido destinadas en la búsqueda de nuevos modelos de negocio, con menos asociaciones que se llevan la pasta, cabrean al usuario y no hacen vender más discos si no todo lo contrario.
Renovarse o morir. Las fórmulas existen y son de gran éxito. Una de ellas es la venta online de canciones.