La Unión Europea (UE) ha aprobado una norma que fija en 14 días el plazo de devolución de cualquier artículo de más de 60 euros comprado a través de internet. Durante este periodo de tiempo el comprador podrá retractarse de una compra sin tener que motivar su decisión y sin ningún coste
La nueva norma, que pretende reforzar los derechos de los consumidores que compran a través de la red, afectará al territorio de todos los países comunitarios. En la actualidad, el plazo de reflexión durante el cual puede anularse una compra por internet oscila entre siete y quince días según el país del que se trate. En España el plazo máximo de devolución es de siete días.
La directiva todavía tiene que ser ratificada por la Eurocámara, que tiene previsto pronunciarse en el pleno de marzo.
La nueva norma tiene como objetivo mejorar la confianza de los consumidores y dar un impulso a las compras transfronterizas por internet. Para ello, se exigirá al vendedor proporcionar al usuario una información completa sobre el producto (que incluya por ejemplo sus características, dirección e identidad del vendedor, precio con todos los impuestos adicionales y coste del envío), de forma que pueda elegir con conocimiento de causa.
La directiva deja claro además que un consumidor que no haya sido informado de antemano sobre todos los costes extra y las tasas adicionales, no estará obligado a pagarlas y tendrá derecho a que se le devuelvan.
Además, prohíbe totalmente que en una página web aparezca preseleccionada una casilla que suponga un pago extra: por ejemplo, el del seguro voluntario en el caso de los billetes de avión.
La Vanguardia
El debate sobre la neutralidad de la Red no se detiene, aunque no salga en el primer minuto de los telediarios. Y el partido en juego, a día de hoy, cada día parece más controlado por las operadoras de telefonía, que pretenden crear una internet de varias velocidades, según paguen más o menos los consumidores y los proveedores de servicios, como Google. Al menos esa es la impresión que deja una reunión celebrada en la Eurocámara.
Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea y titular de la Agenda Digital, ha abogado por preservar el carácter abierto de internet, pero algunas de sus declaraciones apuntan más hacia un modelo más cercano al de la televisión de pago (más calidad, más canales, cine y fútbol, a cambio de la tarifa correspondiente) que al del actual sistema de internet: "Deberíamos dejar que las operadoras de redes y de servicios y los proveedores de contenidos exploren modelos de negocio innovadores, que lleven a un uso más eficaz de las redes y creen nuevas oportunidades de negocio a diferentes niveles en internet".
Para la Unión Europea, lo importante parece que será garantizar la competencia, para que luego sea el consumidor quien elija que tipo de internet y qué servicios va a contratar. Lo habrá con acceso a todo (voz sobre IP, con Skype; streaming de vídeo y música a buena velocidad...) y también un servicio mínimo a pedales. Vuelve a parecer razonable el símil de la televisión: tdt generalista o plataformas de pago, con servicios premium incluidos.
Cabe recordar que el concepto de neutralidad no se refiere a la velocidad con que accedemos a internet (cada compañía es libre de poner la tarifa que crea conveniente y cada usuario puede elegir entre navegar a tres, seis o cincuenta megas, según el operador y la zona en la que viva), sino a la discriminación del tráfico de bytes (contenidos) según el pago. Servicios como Skype quedarían seriamente dañados si se exigiera un pago extra bien al consumidor o a la compañía para utilizarlo a una velocidad razonable. Algunos expertos apuntan además que esa tarifa extra sólo le haría cosquillas a Google o Facebook, pero en cambio significaría un importante retroceso para la innovación de empresas más modestas.
Neelie Kroes ha añadido que "un sistema con múltiples operadores debería garantizar que los consumidores europeos puedan acceder y distribuir fácilmente el contenido, servicios y aplicaciones de su elección". Recordó que la legislación europea insta a los reguladores a imponer una calidad mínima para evitar la degradación de los servicios en línea.
Telefonía móvil
La aportación del Gobierno español a este debate también va en el sentido de liquidar la neutralidad de la red, tal como se ha entendido hasta ahora. En un documento hecho publico esta semana leemos que esa neutralidad "no debe entenderse de modo estricto en el sentido de que todos los usuarios deban recibir idéntico tipo de servicio".
La neutralidad de la red ya parece una batalla perdida en la telefonía móvil, donde hasta Google ha llegado a acuerdos con las operadoras de telefonía para discriminar servicios en función del pago. Ahora, a medida que avanza el debate, el paisaje parece similar en las redes fijas. Durante el último año, las telefonías han dejado claro que las inversiones que requiere la teconología (sobre todo, la móvil) exigen que las empresas que trabajan en internet (léase Google) paguen una parte de ese esfuerzo. En la reunión de la Eurocámara ha intervenido Rafael Díaz Vega, de Telefónica, quien ha defendido la gestión del tráfico en internet (prioridad a unos servicios y aplicaciones sobre otras) para evitar la congestión de las redes.
La comisario Kroes aclaró, eso sí, que la nueva legislación sobre telecomunicaciones aún no ha entrado en vigor en toda la UE (lo hará en marzo de 2011), y "habrá que esperar a ver cómo funciona", aunque un problema evidente a día de hoy es el bloqueo de servicios telefónicos por internet, como el mencionado de Skype.