Se trata de un chip capaz de emitir y recibir ondas de radas a muy poca distancia, que emplean con un claro objetivo: interpretar los gestos de nuestras manos. Lo primero que tuvieron que hacer en Google ATAP fue miniaturizar un sistema de radar a corta distancia que necesitaba de un equipo del tamaño de un ordenador de sobremesa para meterlo en un chip que pudiera incorporarse en algo tan pequeño como un reloj. "Un radar de bolsillo", explicó en su conferencia Ivan Poupyrev, fundador del proyecto.
El sensor que han creado es capaz de recoger 10.000 señales por segundo, pero eso no es suficiente. Hay que ser capaz de interpretar toda esa información y el software que están desarrollando permite hacerlo lo suficientemente bien y a un coste energético lo suficientemente bajo como para cumplir con el objetivo que se habían marcado: usar nuestras manos como interfaz de usuario.
Soli es uno de los muchos proyectos de ATAP, un laboratorio que intenta descubrir cosas realmente nuevas pero que tengan una posibilidad cercana de llegar al mercado. De hecho, si pasados dos años no acaba de verse que un proyecto va a llegar a buen puerto acaban con él y pasan a otra cosa. En caso contrario se gradúan y pasan a formar una unidad propia dentro de Google (o, ahora, Alphabet) o en casos muy concretos se decide extender el plazo, como el proyecto Ara de móviles modulares.
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