En
Mountain View se vanaglorian de esos en ocasiones interesantes, en
ocasiones peregrinos, proyectos a los que dedican tiempo y recursos.
Muchos de ellos no tienen la más mínima relación con el negocio
principal de la Red. Algunos resultan ser un éxito, otros no. Ahora
sabemos que cada año se llevan una abultada cantidad del presupuesto de
Google sin ofrecer a cambio rendimiento económico.
Es una importante cantidad de dinero pero probablemente no tanta como para haberse convertido en la razón por la que, como te contamos recientemente aquí en The Inquirer,
la empresa de Mountain Vire haya decidido renombrar al total de su
conglomerado como Alphabet para que Google sea la denominación del
negocio estrictamente relacionado con Internet.
Pero lo cierto es que toda esa parte de su actividad centrada
en cualquier cosa menos Internet supone a Google una pérdida anual de
4.000 millones de dólares. A pesar de los enormes beneficios de
la empresa lo cierto es que un informe para el Bank of America
elaborado por el equipo de analistas de Merry Lynch pone el acento en la
dimensión de estas pérdidas, de ahí la mencionada sospecha de que
Google haya procedido a esa importante reestructuración.
El buscador, Android, YouTube… todo lo que tiene que ver con el
núcleo tecnológico de lo que aún conocemos genéricamente como Google
pasará a quedar separado con Alphabet del resto de áreas, divisiones y
negocios que a la protectora sombra del paraguas de Google se han estado
desarrollando a lo largo de los últimos años con ese resultado de 4.000
millones anuales en pérdidas, aunque lógicamente en Mountain View, sede
de la empresa, se referirán a estas partidas como inversiones. El
problema es que se trata de inversiones que no producen beneficios.
Las conexiones de ultra-alta velocidad, la monitorización de
parámetros relacionados con la salud, los sistemas de climatización
Nest, los automóviles de conducción autónoma… se calcula que apenas
producirán 500 millones de ingresos en 2016 con apenas unos 100/150
millones de beneficio.. y eso en conjunto, lo que significa que algunos
de esos “negocios” están en números rojos. Un mal negocio, por tanto,
especialmente en comparación con lo boyante del resto de las áreas
relacionadas con Internet.
La reorganización emprendida que ha dado lugar a Alphabet
podría suponer un importante respaldo por parte de los inversores al
quedar diferenciadas aquellas áreas que producen ganancias de las que
producen pérdidas. De hecho ya hay analistas que estiman que
las acciones de Google (que pasarán a ser de Alphabet), que actualmente
se cotizan en el entorno de los $640 podrían aumentar su valor entre $50
y $150. Otras voces detallan que las acciones de las divisiones no
relacionadas con Internet corren, por contra, el riesgo de quedar
valoradas en cero dólares.
Saldremos de dudas en enero de 2016, que es cuando se producirá la segregación de ambos sectores de negocio, el relacionado con Internet y el resto, para comprobar cómo afecta a Google-Alphabet la rentabilidad de sus distintas áreas.
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