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2015/09/28

El WiFi en Cuba genera un auge de servicios al margen de lo legal

Desde hace tres meses Cuba vive un inédito, aunque todavía limitado, incremento del acceso a Internet con 35 nuevos puntos de conexión WiFi, un auge que engancha a los cubanos y que ha propiciado la proliferación de servicios "por la izquierda", en argot isleño. Muchos "bisneros" o negociantes callejeros han aprovechado la incapacidad del monopolio estatal de las telecomunicaciones (Etecsa) para mantener un suministro estable de cupones de recargas, los elevados precios y el desconocimiento de los usuarios neófitos, para ofrecer servicios al margen de lo legal y atender la demanda. "Es como siempre ha sido, tratamos de resolver como podemos, no nos preocupa realmente de qué forma, el problema es resolver, conectarse", dice Gerardo, un joven que se ha acomodado con su portátil en un banco del bulevar de San Rafael, en La Habana Vieja, donde funciona una de las áreas de Internet inalámbrico. Casi siempre ese "resolver" del cubano tiene una dirección: "por la izquierda", que según explica este habanero significa hacer lo que se pueda para desafiar las restricciones. Para Gerardo "el mundo se mueve a través de Internet", por eso el acceso a la red trae "bastantes beneficios a los cubanos", aunque para algunos todavía sea muy difícil pagar los 2 CUC (peso convertible equivalente al dólar) que cuesta la hora de conexión. "El precio de las tarjetas es muy caro, porque con una hora no resolvemos, además que la conexión es muy lenta, se cae, te tienes que volver a conectar, y al final eso no es económico para nosotros", afirmó.
Cuba es uno de los países con menor tasa de conectividad del mundo, con solo el 5%, porcentaje que se reduce al 1% en el caso de la banda ancha. La avidez de los cubanos por navegar por la red ha hecho que se produzcan unas 55.000 conexiones en cada uno de los 35 puntos de WiFi repartidos por la isla, y de ellas 8.000 de forma simultánea, según datos oficiales. "Hay mucha gente conectándose y Etecsa no da abasto para vender tarjetas de recarga, las colas son muy largas y solo venden en horarios laborales. Ya después tienes que acudir a la bolsa negra", explica, bajo la condición de anonimato, un "bisnero" que ofrece estos servicios. Revender tarjetas, generalmente a 3 CUC (uno por encima de la tarifa oficial), significa tener "policías siempre encima", por eso este negociante especifica que se dedica a "instalar softwares", a arreglar teléfonos y habilitar redes WiFi en móviles. Varios medios locales, entre ellos el principal diario oficial, Granma, critican a estos "mercaderes" de WiFi, que van desde mediadores a usuarios y quienes usan sus dispositivos para crear redes inalámbricas alternativas a las que se accede por la mitad del precio oficial. "La gente muchas veces no tiene dinero y aprovecha lo que le ofrecen, pero ya están al tanto de todo eso y han aumentado la vigilancia; a mí mismo me llevó la policía, sin motivo, y me tuvieron que soltar", dice este joven, que reconoce que "la WiFi es algo que no se ha preparado como debió ser". Otra usuaria, Grisel, celebra la oportunidad de conectarse, pero le preocupan las consecuencias: "tienes que estar pendiente, que no te lleven el móvil", al reconocer que el precio continúa siendo "elevado" si se tiene en cuenta el salario promedio del cubano (unos 24 dólares al mes). Cientos de personas, atentos a sus móviles, tabletas y ordenadores, se acomodan como pueden en aceras, bancos, escaleras y bordillos de calles dentro de las zonas WiFi, como Yainiel, quien viaja desde Santiago de las Vegas, a unos 20 kilómetros de La Habana, para conectarse. "Yo vengo de lejos", cuenta, mientras afirma que "tantas personas con móviles y computadoras al aire libre han aumentado los robos y la inseguridad". El joven ingeniero reconoce la pobre calidad de la conexión: "cuando hay mucha gente se pone muy lenta y es dinero que te está costando", matizó, al agregar que por eso muchos prefieran pagar la mitad, aunque sea ilegal, dijo. "Si Etecsa bajara los precios (...) y ampliara la venta de tarjetas, eso (las ilegalidades) al final se caería", advirtió, mientras se excusa alegando que en Cuba "el tiempo sí es dinero".

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