Ayer Motorola actualizó su línea de teléfonos Droid en Estados Unidos: los nuevos Droid Mini, Droid Ultra y Droid Maxx siguen la línea que aquí se conoce como RAZR, con Android 4.2 pantallas de 4,3 o 5 pulgadas y cámara de 10 megapixeles; el Maxx, con una batería de 3500 mAh, ofrece según su fabricante 48 horas de autonomía.
Pero lo más notorio es que todos usan X8, un singular chip de 8 núcleos orquestado por Motorola (lo que en la jerga se denomina un SoC, o sistema en un solo chip, por sus siglas en inglés) combinando tecnología propia con la de terceros.
En su época dorada, Motorola fue un jugador importante en el terreno de los microprocesadores, tanto en el corazón de las viejas Mac como en los smartphones, aunque en 2004 se desprendió de su división de microchips (lo que es hoy Freescale).
Ahora presentó un chip que da vida a estos dos teléfonos y que serían el corazón del próximo Moto X : es un procesador central de doble núcleo que usa tecnología de Qualcomm (un Snapdragon S4 Pro que corre a 1,7 GHz), con 4 núcleos gráficos, a los que suma otro núcleo para procesamiento de lenguaje natural (y que es el que está escuchando todo el tiempo y le permite reconocer órdenes verbales sin activar aplicación alguna, un distintivo del Moto X), más otro núcleo diseñado por Motorola, que analiza la información provista por diversos sensores incluidos en el teléfono.
Es decir, es un teléfono con un Qualcomm Snapdragon S4 Pro al que Motorola le sumó más funciones; no es un chip diseñado íntegramente por Motorola, aunque nada impide que lo use de base para lograr algo así a futuro; lo importante es que el procesador no está tal como sale de los laboratorios de Qualcomm. Y Motorola es de Google: este procesador, si cumple con lo que se espera de él, podría tener sucesores que estén presentes en el resto de los dispositivos que Google vende como propios.
El sueño del motor propio
Motorola se suma así a un creciente grupo de fabricantes de celulares que prefieren aprovechar la flexibilidad de ARM, la arquitectura base de casi la totalidad de procesadores usados por los celulares y tabletas actuales, para ponerle su sello al cerebro electrónico de sus dispositivos.
ARM es una firma inglesa que diseña procesadores y luego los licencia a terceros para que los fabriquen (y modifiquen), como Qualcomm, Nvidia, Samsung, Texas Instruments, Freescale, Marvell, Broadcom, MediaTek y otros.
Apple diseña sus propios procesadores ARM (originalmente con la ayuda de Samsung) como el A6 presente en el iPhone 5, lo mismo que Samsung para su línea Exynos (que le da vida al Galaxy S4 que se vende en la Argentina, por ejemplo); en los últimos tiempos se sumaron Huawei con su K3Vx y, en mayo último, LG , aunque esta última todavía no los implementó en dispositivos móviles.
Crece, así, la variedad de procesadores -que se hacen, además, a gusto y necesidad de cada compañía- lo que suma contrincantes en un mercado ya de por sí muy competitivo , y que pone todavía más presión en el negocio histórico de Intel y AMD, acostumbrados a ser quienes marcaban el ritmo de la computación personal.
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