Los contenidos descargables han llegado para quedarse. Un alto porcentaje de los videojuegos que llegan a las tiendas están acompañados por estos DLC’s de pago que amplían la experiencia de juego de muchas formas: desde más objetos o trajes para los personajes hasta nuevas misiones que aportan cantidad de horas de juego a la trama principal.
El último paso de los descargables son los Online Pass que obligan a tener el juego original y de primera mano para acceder a ciertas funcionalidades o contenidos como la faceta multijugador de un título. Un ejemplo reciente es Batman Arkham City, que bloquea al personaje de Catwoman y a sus misiones si no se compra el juego de primera mano y se cuenta con un código especial.
Estas acciones se realizan para evitar la segunda mano tan criticada por las distribuidoras de videojuegos. Y es que cuando un usuario se conecta por primera vez con su nuevo juego a la red y adquiere los contenidos adicionales o desbloquea la parte “vetada”, un posible segundo comprador de la misma copia del juego tendrá que pagar aparte por ellos.
La opinión de un “ejecutivo” de la industria que prefiere mantener el anonimato pone sobre la mesa una acertada comparativa entre la segunda mano y el cine: “Una analogía válida es ver una película en el cine y vender la entrada al salir en la misma taquilla (con un descuento) para que la pueda vender de nuevo una y otra vez sin tener que pagar a Hollywood de nuevo. Créeme, Hollywood no permitiría eso incluso cuando es completamente legal hacerlo”.
Podéis leer este extenso artículo (en inglés) de Industry Gamers sobre la problemática de la segunda mano y los contenidos descargables desde este enlace.
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