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2011/08/08

Una nube digital para salvar cultivos en riesgo


"La disponibilidad de agua está bajando. Hace solo 30 años teníamos probablemente el doble que ahora".
Glenn Schur lo sabe bien, hace 30 años que se dedica a la agricultura.

Su padre se mudó a Plainview, Texas, Estados Unidos, a fines de la década de 1940 y tras terminar sus estudios universitarios Schur regresó para trabajar en la granja que hoy es suya.
Casi la mitad de sus 720 hectáreas están dedicadas al cultivo de algodón; el resto está dividido entre sorgo, trigo, otros productos agrícolas y ganado.
Son tiempos difíciles para los granjeros texanos. El estado está sufriendo una grave sequía, en Plainview hace casi un año que no llueve.
"Lo que tenemos que hacer es irrigar en forma extensiva para que surja el cultivo. En las zonas secas las semillas están a ras del suelo, tal y como cuando sembramos", dice.
"Hemos registrado las temperaturas promedio más altas para el mes de julio desde que comenzaron a registrarse, en 1911. También hemos tenido vientos de velocidad récord".
Cuando no llueve, esta zona de EE.UU. recurre al acuífero de Ogallala, que se extiende desde Dakota del Norte hasta Texas. Pero no se trata de una fuente infinita y está en peligro de secarse.
Pero los granjeros de Texas están dando pelea.

Nivel de agua

Schur forma parte de la Alianza de Texas para la Conservación del Agua (Texas Alliance for Water Conservation, en inglés).
A lo largo de 32 puntos en dos condados el grupo evalúa las precipitaciones y el agua bombeada, calculando el margen de ganancia para cada cultivo.
"Lo que intentamos hacer es hallar formas de conservar agua y aumentar los beneficios", dice Schur.

"Utilizamos toda la tecnología disponible para administrar el agua.
Bombear agua cuesta dinero. Aunque el suministro no tiene costo para los granjeros de esta zona, sí tienen que pagar por llevarla a la superficie.
El riego excesivo puede hacer que se tengan que usar más pesticidas y fertilizantes que los necesarios; y cuando las plantas dejan de absorberlos el único lugar al que pueden ir es a la napa subterránea.

Nubes

Para combatir estos problemas Schur utiliza semillas resistentes a la sequía, tecnologías de evapotranspiración y un sistema de sondas de agua que utilizan computación en la nube de internet para predecir cuándo regar y cuándo cerrar el grifo.
Las sondas, alimentadas por energía solar, están enterradas un metro y medio, distribuidas por los campos. En cada columna hay un sensor de humedad cada 10cm.
Los sensores emiten señales cada tres minutos, con registros de humedad y salinidad en cada profundidad y el estado de las raíces de las plantas.
Sobre las sondas hay pequeñas antenas de celular que transmiten la información a servidores que la procesan utilizando complejos algoritmos.
Los resultados son almacenados en la nube y se pueden acceder vía internet utilizando cualquier computadora o dispositivo móvil.

El sistema también permite enviar mensajes de texto o correo electrónico con instrucciones sobre cuándo regar, fertilizar o aplicar pesticidas.
Schur dice que esta tecnología le ha permitido ahorrar unos US$75 por hectárea tan sólo en costos de energía, sin tener calcular agroquímicos y el incremento en los rendimientos que produce esta agricultura de precisión.
"Con las sondas tenemos una idea del movimiento del agua a lo largo del suelo, también nos permite seguir detalladamente el crecimiento de la planta, y en muchos casos pudimos detener el riego o demorarlo por varios días".

Ciencia aplicada

El sistema ha sido desarrollado por una compañía llamada AquaSpy, que nació en Australia.
Su director ejecutivo, Bruce Moeller, dice que al evaluar las condiciones de las raíces los granjeros pueden asegurarse de que le dan a la planta exactamente lo que necesita y nada más. Evitar el riego excesivo es tan importante como no regar de menos.
"Lo razón por la que eso es importante es porque una planta atraviesa ciertas etapas de crecimiento cuando está por dar frutos", dice.
"También se la debe entrenar para que haga crecer más sus raíces, para alcanzar zonas más profundas donde encontrar agua y que no se vuelva perezosa".
"Es como criar a un niño; si uno le da todo lo que quiere todo el tiempo, no tiene que trabajar para conseguir nada. Se vuelve flojo y indolente".
Moller dice que al hacer un seguimiento del cultivo y usar información recogida a lo largo del tiempo para predecir su comportamiento permite a los granjeros aumentar la productividad.
"Con la agricultura de precisión es posible hasta controlar el tamaño de los cultivos".

"Se puede determinar con bastante precisión el contenido de agua en una naranja, el tamaño de esa naranja, y cuando se despacha hay ciertos compradores que sólo aceptan cierto tamaño y calidad".
La tecnología cuesta unos US$3,37 por hectárea por mes, y Moeller piensa reducir ese número.
Aunque hace tiempo que los sensores de agua se utilizan en agricultura, usar internet y tecnología de telecomunicaciones para enviar la información a los granjeros es algo más reciente.
Otras empresas, como John Deere y PureSense, están haciendo cosas parecidas. El año pasado PureSense lanzó una aplicación para teléfonos inteligentes que interactúa con sus sistemas.

Escasez

En la actualidad hay entre mil y dos mil millones de personas que viven en lugares donde el agua es escasa y se prevee que esa cifra se incremente.
El crecimiento de las poblaciones, la urbanización, el cambio climático y la construcción de represas (el 70% de los ríos del mundo están compartidos por más de un país) hace que muchas veces el agua simplemente esté en el lugar equivocado.
David Lloyd Owen, especialista en la materia, dice que a veces el suministro no es el problema.
"Los humanos no son muy buenos administrándola. Lo que escasea es la capacidad de administración y la voluntad política para darle un buen uso a nuestros recursos naturales".
La agricultura da constantes ejemplos de esto, según Lloyd Owen.

"En un típico sistema tradicional de riego es posible que un 10 a 20% del agua que ingresa en el sistema no llegue a las raíces. Es una forma extremadamente dispendiosa de usar un recurso de por sí escaso".
Pero el agua no es el único recurso escaso, dice. Los suministros de nitrógeno y fósforo también son finitos.
"No podemos huir de la producción de alimentos, donde quiera que haya gente tiene que crecer una cantidad apropiada de alimento".
"La clave está en usar el agua, la que sea -recolectada, reciclada, desalinizada, o de napas subterráneas-, de la forma más efectiva posible. El más grande desafío en cualquier aspecto del gerenciamiento de aguas está en hacer que la gente la valore".
Eso implica que la tecnología que controla el agua se vuelve doblemente importante.
"Si continua incrementándose la población sin que mejore la eficiencia en el riego, va a haber graves problemas para alimentar a la gente", dijo Lloyd Owen.
Bajo un sol abrasador, en los campos de algodón de Texas, Schur es optimista.
"La tecnología está avanzando rápidamente en la agricultura, y estamos estudiando muchas formas de utilizar internet para obtener información sobre lo que sucede en nuestra granja".
"En los últimos 15 años la tecnología de administración de agua ha mejorado mucho; y nuestros cultivos se han vuelto más eficientes, especialmente el algodón".
"Estamos registrando una productividad más alta que nunca, usando menos agua".





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