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2011/08/08

El agua mata en Afganistán


Por medio del agua dimos vida a todo", dice un versículo del Corán. En Afganistán, cuando está a punto de cumplirse el décimo aniversario de la guerra, los afganos tienen que hacer frente a un nuevo desafío que nada tiene que ver con la insurgencia, los atentados suicidas o la guerra. El agua, ese bien necesario y creador de vida, se ha convertido en objeto de deseo en un país donde el 60% del agua que se usa para consumo humano no es potable.
Según se desprende del informe anual presentado por la organización Desarrollo Humano de Afganistán, tres de cada cuatro afganos 16,8 millones de hombres, mujeres y niños no tienen la posibilidad de acceder a agua potable. Afganistán es el tercer país del mundo con la tasa más alta de mortalidad infantil entre los menores de cinco años, con 161 muertes por cada 1.000 nacidos; el 23% de estos fallecimientos está ligado al agua contaminada y a la falta de un saneamiento eficiente. Cada hora, seis niños pierden la vida a causa de la diarrea; pero, además, el 54% de los niños entre 6 y 48 meses presenta un alarmante retraso del crecimiento; y más del 67% presenta síntomas de malnutrición.

Situación irreversible

"El Gobierno debe dejar de permanecer indiferente ante una realidad que está cobrándose miles de vidas inocentes todos los años. El futuro de nuestro país depende del trabajo que realicemos hoy para salvar nuestros lagos y ríos, de lo contrario la situación será irreversible en una década", afirma a Público Aslam Akrami, viceministro de Medio Ambiente. Afganistán ocupa el puesto 155, de 169, en el ranking de países más desarrollados del mundo. Y la falta de acceso a agua potable y saneamientos es el principal motor de la pobreza.
En Kabul, sus cinco millones de habitantes generan toneladas de basura a diario. En muchas ocasiones, los desechos son depositados cerca de ríos, contribuyendo a contaminar el agua. Esa misma agua es la que sale de las fuentes de la capital y beben millones de niños. Agua que causa diarreas e incluso la muerte. "Todos los años el número de niños fallecidos tras ingerir agua en malas condiciones se eleva. El futuro de Afganistán está en el agua, un agua que desperdiciamos sin temor al mañana", añade Akrami.
De 2001 a 2009, la comunidad internacional donó más de 20.000 millones de euros a las arcas de Afganistán en forma de ayuda, pero sólo 900 millones se destinaron a mejorar el sector del agua. "Nuestros ríos y lagos están llenos de inmundicias. Hemos comenzado a detectar que las aguas fecales se han filtrado a las aguas subterráneas haciéndolas inservibles para el consumo humano. El 60% del agua que se usa para consumo humano no es potable. Hemos detectados grandes cantidades de arsénico en el agua, algo muy peligroso y a lo que nadie está prestando atención. El futuro es terrible", confirma Mohammad Nain Egrar, profesor de la Universidad de Kabul. "Si no protegemos el medio ambiente y nuestras fuentes de agua, en una década será imposible seguir viviendo en Kabul", afirma Soray Parlika, activista medioambiental.

Pueblos sin baños

El acceso a fuentes de agua potable es uno de los principales retos que debe afrontar el Gobierno de Hamid Karzai en los próximos años. Desde 2001 se está trabajando en ello. "El objetivo de reducir a más de la mitad el porcentaje de afganos que no tiene acceso a agua potable tardará más de dos décadas en cumplirse. Las desigualdades en el acceso al agua siguen siendo un importante contribuyente a las disparidades en la distribución de la riqueza y las oportunidades", señala Egrar.
Un panorama desolador si tenemos en cuenta que muchos afganos todavía están cayendo enfermos y muriendo a causa de la insalubridad del agua y de un saneamiento deficiente. Sólo el 27% de la población tiene acceso a fuentes mejoradas de agua, la proporción más baja del mundo, mientras que el 95% de la población carece de acceso a sanitarios mejorados. Se trata de una afrenta la dignidad humana. "En nuestro pueblo no hay baños. La gente cava un hoyo en la tierra y allí hace sus necesidades. No hemos construido letrinas en el interior de nuestras casas porque es considerado como una desgracia", afirma un granjero de la provincia de Fayab que fue entrevistado para el informe anual.
El futuro del país centroasiático es incierto. Se estima que en el año 2025 la cantidad de agua disponible per cápita se habrá reducido en aproximadamente un 36 por ciento respecto a 2004.

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