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2011/05/06

La crisis saca a los inmigrantes de España

Cuando Yousuf Akue Ouma llegó a España en 2005 las cosas estaban bien. El país era un gigantesco sitio de construcción y pudo conseguir trabajo fácilmente. Ganaba suficiente para cubrir sus gastos y además mandar dinero a su familia en Nigeria. Pero vino la crisis económica y todo cambió.
Ouma perdió su trabajo en 2007 y no ha encontrado uno estable desde entonces.

Cuando le tocó renovar su permiso de residencia el año pasado, la solicitud le fue rechazada. Sin trabajo, le dijeron, no tenía derecho a quedarse.
“No hay trabajo en España, así que ¿cómo voy a encontrar uno?”, dice Ouma en la oficina del abogado de Madrid que le está ayudando a apelar la decisión intentando renovar su permiso de residencia.

“Mi familia en casa grita: “!manda dinero!. Pero yo no tengo dinero para mandar. A veces salgo a la calle a mendigar”, dice Ouma.

Tensiones en aumento

Fue la mano de obra inmigrante, mayormente de América Latina y África, la que ayudó a alimentar la expansión económica de España. Muchos hicieron dinero y muchos trajeron luego a sus familias con ellos.
Pero hoy, el 32% de la fuerza de trabajo inmigrante en España esta desempleada, frente a un 21,3% de la mano de obra general. Muchos están perdiendo sus derechos de residencia y se enfrentan a la expulsión.
“Con la crisis económica, este es un problema frecuente”, explica el abogado Alfredo Arrien Paredes, quien añade que “tenemos miles de ciudadanos ilegales en España por esa razón: perdieron sus trabajos por los problemas económicos y luego sus permisos de residencia.

El gobierno no tiene cifras oficiales, pero la beneficencia católica Caritas reporta un alza en el número de personas que describe como “repentinamente irregulares” que usa sus servicios y estima que hasta 800.000 personas podrían estar afectadas.
Con las elecciones locales previstas para este mes y con el desempleo como la principal preocupación de los votantes, hay la preocupación que los inmigrantes se conviertan en el chivo expiatorio.
“Hay una aumento de la xenofobia y el racismo” advierte Ana Abril Fernández de Caritas
“Creemos que es tiempo de que figuras públicas y políticos participen en campañas de sensibilidad para mantener la cohesión social”.

Mas controles

En cambio, Caritas destaca el aumento en los controles de identidad entre los inmigrantes. Incluso dentro de cocinas comunitarias.
José Manuel Sanchez Fornet, secretario general del Sindicato Unificado de Policía, admite que la policía está bajo presión para que adopte una posición más dura.
“La manera de vigilar ahora está volviendo a como era cuando Franco”.
Sánchez asegura que los policías les exigen verbalmente una cuota de 10 a 25 personas detenidas para chequeo por día, independientemente de que sea sospechosas de algún crimen o no.

“No podemos detener a un trabajador sólo porque ellos hayan perdidos sus trabajos. No han hecho nada malo. Pero la policía está bajo presión para que haga justamente eso. Por eso es que nos estamos quejando”, dice Sánchez.
En Madrid muchos inmigrantes también se están quejando.
“Si hago cinco viajes al día, me van a parar tres veces”, dice un hombre de República Dominicana que no quiere decir su nombre.
El hombre asegura que trabajó legalmente por seis años y que ahora está desempleado. Logra hacer unos pocos euros distribuyendo panfletos en el metro para sobrevivir.
“No solía haber tantos puestos de control policial. Creo que es debido a la crisis. Ellos quieren que la gente se vaya del país para hacer las cosas más fáciles. Eso me luce como discriminación a mí”, dice el dominicano.
El Ministerio del Interior de España registró una caída en el número de personas deportadas en 2010 por residencia ilegal, pero no hay cifras sobre cuántos inmigrantes están actualmente en campos de deportación o a cuántos se les ha emitido una orden de deportación que hayan desaparecido.

Momento de irse

Mientras tanto, el número de extranjeros dejando España voluntariamente va en aumento.
Después de nueve años en Madrid, Feliz y María Suárez regresaron a Ecuador la semana pasada con sus hijas. Las tres niñas nacieron todas en España.
“Es como su estuviéramos emigrando otra vez. Pero esta vez es hacia nuestro propio país, dice Suárez, quien quedó sin trabajo hace dos años y sus beneficios de desempleo se vencieron en marzo.
“Las cosas cambiaron con la crisis realmente. Muchas mañanas me despertaba a las 3 a.m. pensando que no tenemos dinero y preocupándome sobre cómo haríamos para salir adelante. Ha sido muy duro realmente”.

El hecho de que su esposa no tenga permiso de residencia hizo las cosas peores.
La familia no podía sufragar el regreso a su patria sin ayuda, así que postularon a los fondos del gobierno ecuatoriano para cubrir los gastos del viaje.
“Es mucho más económico para la gente regresar a sus países usando estos programas que quedarse aquí en las calles o usando los servicios sociales”, explica Estrella Rodríguez Pardo, de la Secretaría de Estados para la Inmigración.

Desesperado por quedarse

Las solicitudes de ayuda para regresar se han multiplicado por seis y el año pasado hubo más de 6.000 aplicaciones.
“Es más barato para el gobierno y mucho más digno para los trabajadores. Pero si la gente ha apostado todo al dejar su país y venir aquí, es muy difícil tomar esa decisión”, dijo Rodríguez.
Es por eso que Yousuf Akue Ouma quiere quedarse en España y tratar de trabajar, pese a la crisis económica.
“Muy pronto quizá este país estará bien, pero en Nigeria, la cosa no está bien”, argumenta.
“Ya estamos aquí, así que necesitamos pedir a Dios que el país vaya a estar bien. Rezamos por cosas buenas”
En el caso de Ouma la oración es para que el permiso de residencia le sea renovado.

BBC Mundo


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