El ataque que vivió Sony hace poco, conocido como el PSN-gate, volvió a resaltar lo vulnerables que son hasta las empresas más poderosas y avanzadas del planeta a ataques informáticos. Pero no son solo los empresarios quienes deben cuidares, también es una obligación de los gobiernos proteger a sus ciudadanos de cualquier ataque, sin importar si es físico o virtual. A pesar de que existe el deber, hasta ahora son pocos los países que han tomado una iniciativa tan agresiva como la que reveló ayer el gobierno estadounidense, la cual incluye el uso del aparato bélico gringo para defenderse de hackers.
En un documento titulado ‘International Strategy for Cyberspace’ (estrategia internacional para el ciberespacio) el presidente Barak Obama plantea una nueva visión para la protección del cibersespacio. Para el gobierno actual de Estados Unidos, la Red es un lugar maravilloso que ya no está limitado a empresarios o amantes de la tecnología, sino que se ha convertido en un servicio clave de la humanidad. Por eso es importante comenzar a tratar al ciberespecio como un lugar real y de gran importancia para el futuro de Estados Unidos y sus aliados.
El plan incluye dos elementos: cómo defenderse de ataques y cómo responder a ellos. Para evitar que sus aliados y ciudadanos sean víctimas de ataques informáticos, Estados Unidos quiere comenzar una especie de red internacional de defensa y prevención. “Una red distribuida por todo el mundo requiere capacidades de primera advertencia”, dice el documento, y para resolver ese problema propone crear nuevas herramientas de seguridad informática que funcionen mundialmente. Esta es la estrategia de defensa o “disuasión”, pero lo más interesante es lo que podría hacer Estados Unidos si estos sistemas fallan.
“Los Estados tienen un derecho inherente de defensa propia que puede ser invocado por ciertos actos de agresividad en el ciberespacio”, dice el documento. “Algunos actos hostiles realizados en el ciberespacio pueden obligar a acciones que se encuentran bajo los compromisos que tenemos con nuestros aliados militares. Cuando lo amerite, Estados Unidos responderá a actos hostiles en el ciberespacio de la misma forma en que responderíamos a cualquier otra amenaza hecha a nuestro país”.
Como lo anota Ars Technica, la fuerza militar solo sería usada como último recurso después de haber agotado las alternativas diplomáticas y económicas disponibles. Esto es importante porque muestra que el gobierno gringo reconoce que no son solo hackers individuales quienes pueden atacar sistemas de seguridad, también pueden ser agentes de gobiernos rivales en misiones de espionaje o sabotaje quienes atenten contra la seguridad de Estados Unidos y sus aliados.
El fuerte tono del lenguaje en el documento es impactante, pero puede llegar a ser alarmante si se considera que Estados Unidos básicamente está dispuesto a irse a la guerra si un ataque informático es lo suficientemente dañino y es perpetrado por una nación enemiga. ¿Cómo respondería Estados Unidos si le pasara algo como que le ocurrió a Irán con el ataque de Stuxnet el año pasado, en el que Irán acusó a las potencias de Occidente? Si las acusaciones persas fueran ciertas (nadie sabe si lo son o no) y los roles se invirtieran, ¿sería suficiente para justificar una guerra con Irán? ¿Qué pasaría si un hacker terrorista está atacando a Estados Unidos desde otro país sin que el gobierno de este lo sepa? ¿Podría entrar un equipo de Navy Seals a atraparlo sin pedirle permiso al país anfitrión, como ocurrió con Osama Bin Laden?
Quizás la pregunta más inquietante de todas es si esta nueva doctrina será utilizada en el futuro por un presidente belicoso para llevar a su país a la guerra. No está mal defender el ciberespacio y es un paso importante amenazar con el uso de la fuerza a quienes crean que por ser hackers son inmunes a la justicia y que Internet es su patio trasero, pero no deja de preocupar que una máquina de guerra como el ejército gringo tenga una nueva excusa para utilizar su arsenal contra otros.
El Tiempo
No hay comentarios:
Publicar un comentario