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2011/04/25

¿Se puede vivir sin el dólar?

Esta semana no fue buena para el dólar.
La advertencia de una agencia calificadora de que los bonos del Tesoro de Estados Unidos, a largo plazo, podrían perder su calificación de inversión libre de riesgos hizo decrecer su valor, caer las bolsas e incrementar la cotización de la pesadilla dorada del billete verde: el oro.

Pero aunque el euro se le acerque, el yuan le quite el sueño y los inversores los abandonen por un par de lingotes amarillos, las figuras de George Washington, Abraham Lincoln, Alexander Hamilton y compañía saben que en dos naciones latinoamericanas siguen siendo dominantes.
Tanto Ecuador como El Salvador dolarizaron su economía en el año 2000 y aunque ambos países están gobernados en la actualidad por gobiernos de izquierda, la divisa estadounidense parece haber llegado para quedarse.
Recientemente estuvo en Ecuador el economista salvadoreño Rigoberto Monge, ex ministro de Hacienda de la nación centroamericana y principal artífice del ingreso de El Salvador al GATT –el acuerdo multilateral considerado precursor de la Organización Mundial de Comercio- para exponer sobre las relaciones comerciales bilaterales.



BBC Mundo le preguntó a Monge si es posible, ahora que el dólar ya no parece imbatible, pensar en una desdolarización.
Yo creo que en El Salvador, desdolarizar la economía sería un suicidio.
Son diez años ya, estamos hablando de una preadolescencia cambiaria-monetaria del país, la dolarización es prácticamente un joven adolescente.
Para países que no tenemos suficientes recursos y que en Economía no tenemos vida propia, creo que sería un riesgo demasiado grande.
Lo que necesitamos es tener una robusta política fiscal y un manejo prudente del endeudamiento público.
Hay que decir que a principios del gobierno del presidente (Mauricio) Funes, cuando terminaba el año 2009, algunos funcionarios de la administración comenzaron a hacer comentarios sobre la dolarización, y algunos interpretaron que había una decisión de desdolarizar.

Eso fue tremendo. Todo el año 2010, especialmente el primer semestre, hubo necesidad de que viniera la gente del Fondo Monetario Internacional ha realizar sendos estudios.
Los funcionarios que hablaron de la dolarización tuvieron que corregir su discurso y decir "no, lo que vamos a hacer ahorita es una evaluación, porque 10 años es tiempo suficiente para poder hacer una".
Y le encargaron este estudio al FMI, que hizo un par de recomendaciones en materia financiera, pero dijo que las cosas marchaban bien.
Yo creo que en esta administración de Funes no va a pasar más nada en materia de dolarización. La gente del FMLN no lleva este tema a las campañas.
Pero yo no descartaría que si se da un segundo periodo presidencial del FMLN, con un candidato propio salido de las filas del partido, no se vaya a producir, no una desdolarización, sino una bimonetización de la economía.
Sería un verdadero enredo crear una nueva moneda y usar también una moneda extranjera, pero lo considero un escenario probable, que se pudiera dar dependiendo de los entornos políticos y si el FMLN llega a un segundo mandato.
En estos momentos Ecuador tiene un gobierno que se autodenomina de izquierda. En El Salvador asumió después de mucho intentarlo el Frente Farabundo Martí (FMLN), partido político salido de una guerrilla de izquierda.
Pero ninguno habla de desdolarizar. ¿Por qué?
En El Salvador, en el campo político, hubo muchas expresiones en contra de la dolarización. Desde el campo populista, nada más popular que sacar la bandera nacional, el escudo nacional y la moneda nacional para ganar simpatía.
Y por qué no decirlo, la simpatía de muchas personas que resultaron afectadas, no sólo por la nueva divisa, sino por los benditos redondeos, de que aquello que costaba 9,85 pasó a costar 10.

El FMLN y otros partidos como la social-democracia repudiaron la dolarización, pero ahora que gobiernan no han puesto en duda todo aquello que criticaron cuando eran oposición: ni el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, ni la dolarización ni las privatizaciones.
La conclusión que saca uno de eso es que una cosa es estar en los graderíos y otra cosa es estar en la cancha.
En los años 90 la dolarización fue debatida en varios países. Argentina, por ejemplo, tenía una paridad dólar – peso y durante la segunda presidencia de Carlos Menem se planteó quitar al peso de la ecuación. Ecuador y El Salvador eliminaron el sucre y el colón apenas esa década murió.
¿Fue una moda económica, una estrategia política ideada en Washington o un recurso legítimo ante la pérdida de valor de las divisas locales?
Yo puedo puramente especular. Pensemos ¿qué había en esa década?
Por aquellos años se lanzó la iniciativa de una zona de libre comercio de las Américas (el ALCA) que de haberse llevado a feliz término ahora tendríamos un hemisferio gozando de un libre comercio absoluto con una moneda común… la de los jefes.
Pero a la larga eso no resultó. La negociación del ALCA falló, en gran parte porque los países grandes de hemisferio pusieron el alto a ese proceso, especialmente Brasil, también Venezuela y Argentina.
Y otro hecho importante era que Canadá y México, los dos vecinos de los Estados Unidos, habían culminado la negociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Este hecho del NAFTA se dio, en gran medida, por las señales de fracaso de la ronda Uruguay en la Organización Mundial del Comercio.
Ese fue el contexto en el que se dieron los procesos de dolarización.
Pero si el ALCA iba a culminar con una moneda común americana, que sería lógicamente el dólar, y esto fracasó, ¿qué pasa con Ecuador y El Salvador que adoptaron una divisa bajo una premisa que luego no se produjo y ahora viven en una realidad completamente diferente, con un dólar cada vez más débil?

En Centroamérica, aunque El Salvador es el único país que adoptó el dólar como moneda oficial, otras naciones están dolarizadas de hecho.
Yo no puedo hablar de los vecinos del Ecuador pero sí puedo hablar de los vecinos de El Salvador.
En ese momento, los países vecinos de El Salvador, sin ninguna excepción, eran muy renuentes a la dolarización salvadoreña.
En los círculos donde yo me muevo, había en esa época un señalamiento de rechazo de Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica a la decisión tomada por mi país.
Sobre todo porque consideraban que iba a alterar el proceso interno de la integración regional.
No obstante esos comentarios desfavorables, estos países empezaron a dolarizarse, a dolarizarse de hecho, y esto lo podemos encontrar reflejado en dos acciones muy claras:
Una, los depósitos en dólares. La participación de los dólares en lo que técnicamente llamamos la liquidez de los sectores privados en los bancos locales de Centroamérica pasó a porcentajes impresionantes.
El que más sobresale en esta dolarización de hecho es Nicaragua. Entre el 75% y el 80% de los activos en el sistema bancario nicaragüense hoy en día están expresados en dólares. Un porcentaje bastante similar tenemos en Honduras.
Vemos que en Costa Rica, que era la que más rechazaba la decisión de El Salvador, por lo menos entre un 50 y un 60% de sus activos en los bancos están dolarizados. Un porcentaje igual en Guatemala.
La segunda medida que avanza en esta dirección es que todas estas naciones comenzaron a hacer reformas a sus legislaciones bancarias, permitiendo entre otras cosas el otorgamiento de créditos en dólares.
Al final del día vemos una creciente dolarización en la economía centroamericana.
En su conferencia usted explicaba que de estos cinco países, El Salvador es el que tiene una menor tasa de crecimiento. ¿Usted atribuye esto al dólar?

Cuando la gente se pregunta por qué una tasa tan baja, generalmente la respuesta es "porque están dolarizados".
Yo no comparto esa opinión en un 100%. Porque por un lado se puede decir que la dolarización es la causa principal de esas cifras, pero del otro también se puede pensar que gracias al dólar al menos se alcanzas esas tasas.
Porque seamos pragmáticos. Algunos países se dolarizan legalmente, otros se dolarizan en la práctica de sus operaciones comerciales, bancarias, financieras…
Pero lo que sí es cierto es que las empresas multinacionales de cualquier signo que están en Centroamérica operan con el dólar, más allá de las decisiones o políticas de los gobiernos, porque así son sus relaciones con las matrices.
Dicho esto, pensemos por qué la dolarización podría ser la razón de las bajas tasas de crecimiento de El Salvador.
Yo si creo que en muchos sectores de la economía salvadoreña, por su propia estructura, están afectados en su competitividad por la dolarización.
¿Y qué ocurre ahora que el dólar está desprestigiado, con las calificadoras de riesgo dudando incluso de los bonos del Tesoro?
Yo creo que hoy día la historia de las monedas fuertes está llegando a su fin. A mí me parece que hay una reestructuración económica mundial.
Lo que está sucediendo con la degradación de Estados Unidos, la degradación de la economía japonesa, la crisis financiera de los países periféricos de la Unión Europea… yo creo que lo que estamos viendo son piezas que se está moviendo hacia una reestructuración sobre todo financiera.
En este proceso de cambios vamos a resultar afectados todos. Pero si tomamos las medidas correctas, a mediano y largo plazo, puede ser que atenuemos los efectos.
Para atenuar efectos de shocks externos los países suelen recurrir a su política cambiaria. ¿Pero qué puede hacer El Salvador si no tiene una moneda propia?
Con una política fiscal sana, robusta, sostenible. Conjugar dos grandes acciones del Estado: la captación de ingresos -los ingresos tributarios– y los gastos.
Podemos atenuar estos efectos si tenemos un Estado que tiene ingresos suficientes para realizar inversiones públicas, como se ha estado haciendo un poquito en esta época con programas cortos de anticrisis.
¿Guarda algún colón en su casa?
(Risas) Me da mucha pena decir que me quedé sin colones.
Y le voy a decir una cosa para que la sonrisa sea mayor, cuando me tengo que referir a cifras del pasado, tengo dificultades para escribir el signo de colón.





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