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2011/04/08

España: ¿es tan diferente de Portugal?

El rescate financiero solicitado por Portugal a la Unión Europea (UE) reavivó las especulaciones sobre si España podría ser la próxima pieza del rompecabezas comunitario en caer.
En momentos en que los bancos españoles parecen los más expuestos a la crisis portuguesa, voces desde Madrid, y también desde Bruselas, intentan calmar el nerviosismo.

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España, el segundo mayor inversionista en América Latina, cuenta con la mayor tasa de desempleo de la UE y batalla contra una crisis bancaria y el colapso del sector inmobiliario.
Según informó este jueves el Banco de España, la exposición de la banca española a Portugal rondó en 2010 los 79.000 millones de euros (unos US$113 millones), lo que supone el 2,1 % de los activos totales de las entidades de depósitos.
Pese a los temores, la ministra española de Economía, Elena Salgado, aseguró que los mercados financieros son perfectamente capaces de distinguir entre las situaciones de Portugal y España.
Pero, ¿cuán diferentes son ambos vecinos ibéricos y, en caso de un contagio, cuán en peligro está América Latina?

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Semejanzas y diferencias

Ramón Sánchez Tabarés, experto en temas económicos, de la Universidad de Barcelona, España, manifestó a BBC Mundo que "se trata de países vecinos con una estructura productiva no digo gemela, pero con elementos como, por ejemplo, en el caso del turismo, la dependencia fundamental en cuanto al acceso de divisas externas".

Otras similitudes es que "nos encontramos con algo que afecta a casi todo el sur de Europa, que es un ciclo con debilidades al depender mucho del sector constructor".
Pero "en lo que significa la industria o sectores productivos no vinculados al turismo, la ventaja de España es mayor, con grados de productividad más elevados, una economía un poco más modernizada, mayor tamaño y mayor capacidad exportadora: la internacionalización de la economía española ha sido más intensa que la portuguesa aunque ahora Portugal está redescubriendo su vocación ultramarina, sobre todo en África".
Por otra parte, Juan Carlos Martínez Lázaro, profesor de Economía de IE Bussiness School, con sede en la capital española, le dijo a BBC Mundo que "España no es Portugal y no creo que lo vaya a ser si entendemos por eso la necesidad de un rescate. La economía española tiene diferencias sensibles con la portuguesa, por lo que no existe ese riesgo".

Un factor que marca las diferencias son "los ritmos de crecimiento. La economía española aunque, tímidamente, está saliendo de la recesión. Para este año es probable que crezca en torno al 1% mientras que Portugal va a entrar en recesión y en recesión es más difícil gestionar el tema de las finanzas públicas".
En segundo lugar, España "ha iniciado una senda de reformas como la reforma de las pensiones, la reforma del sector financiero y las cajas de ahorro, una reforma laboral, aunque quizás no todo lo ambiciosa que debiera, y la reforma de la negociación colectiva". Estas modificaciones no se estaban acometiendo en Portugal, señala el analista.
En tercer lugar, "España ha cumplido con sus objetivos de déficit del año pasado. Mientras Portugal no ha podido cumplir y ha tenido más déficit del que inicialmente estaba previsto, España ha tenido un déficit un poco menor; por tanto, el rigor y la estabilidad fiscal se están dando en España en mayor medida".
Y luego, "no tenemos que olvidar -dice Martínez Lázaro- que la productividad portuguesa es más pequeña que la española, lo cual hace que los costos de producción sean mucho mayores en Portugal que en España". Por último, está el factor político: "en este momento Portugal tiene un gobierno en funciones mientras que en España la situación de gobierno es más o menos estable".

Cautela

Y aunque España ha emprendido reformas, Sánchez Tabarés ve cierto aspecto negativo.

"El factor primordial del paquete de reforma es que España ha reducido de manera muy drástica la capacidad del consumo interno. Eso puede ser positivo en términos de abaratar, por ejemplo, el flujo de turismo, pero las magnitudes del consumo interior no son precisamente optimistas", dice.
"La reducción de salarios, la reducción de capacidad adquisitiva, la reducción de las pensiones o de los salarios de los funcionarios, no plantean horizontes claros en un período de por lo menos un año o año y medio".
Para él, no es posible asegurar del todo que España esté a salvo porque "la cantidad de activos infectados que posee la banca "no es algo que se sepa con certeza.
"La falta de conocimiento preciso sobre los activos que los operadores financieros españoles poseen en el mercado portugués hace que tengamos que ser cautos, y hay a mi juicio un proceso enormemente especulativo en contra de los activos portugueses. Eso no se puede saber cuánto tiempo va a durar e, incluso, no me atrevería a decir si la Unión Europea va a apoyar a Portugal como ha apoyado a otros países".
Por eso, la seguridad de España no se puede aseverar. "Seguro no hay nada. Lo cierto es que España está moderadamente a salvo de ese impacto negativo".

América Latina

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¿Y qué pasaría con Latinoamérica en el caso de que España llegara a experimentar las conmociones de algunos de sus socios comunitarios?
Sánchez Tabarés opina que no se afectarían las inversiones españolas en América Latina "porque son inversiones en búsqueda de beneficios".

Hoy "las grandes empresas españolas, Telefónica, Repsol, los bancos, obtienen una parte muy importante de su volumen de negocios y sobre todo de beneficios en América Latina, más incluso que en el mercado interno. Y yo diría que en la medida en que aquí no haya expectativas de beneficios a mediano plazo, esas inversiones no se van a incrementar pero tampoco van a caer".

Martínez Lázaro, entretanto, coincide en señalar en que "América Latina tiene su propia Hoja de Ruta absolutamente independiente de España. Aunque la presencia española en algunos países de la región es muy importante, no tenemos que olvidar que las relaciones comerciales son todavía bastante bajas".
Normalmente, "hay un superávit comercial de Latinoamérica con España pero estamos hablando de unos niveles de comercio bastante pequeño. Hablamos de unas exportaciones españolas en torno a los 10.000 millones de euros (unos US$14.000 millones) y unas importaciones de unos 12.000 (unos US$17.000 millones). Es un comercio que supera los 22.000 millones (unos US$31.000 millones), pero en cualquier caso son cifras bajas".
No tendría, en consecuencia, una situación adversa en España por qué afectar a Latinoamérica, "una región que está mostrando un crecimiento vigoroso desde la crisis financiera", remarca Martínez Lázaro.
Y al final, señala, "las empresas tanto españolas como portuguesas tienen intereses muy importantes en la región y van a seguir incrementando la apuesta por Latinoamérica precisamente porque la situación en España y Portugal no va a ser tan atractiva, y si quieren seguir creciendo van a tener que poner su foco en América Latina".

BBC Mundo

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