En Argentina se considera que abril marca el inicio de la cosecha de las principales materias primas del país.
Para 2011 el gobierno estima una cosecha de cereales, granos y oleaginosas de más de 100 millones de toneladas, que representarían cerca de US$ 30.000 millones en exportaciones, algo nunca antes visto en el país.La soja, y sus derivados representan la mitad de estas materias primas y son actualmente para Argentina como lo es el petróleo para Venezuela o Arabia Saudita.
Y para más, el producto se encuentra muy bien cotizado en el mercado internacional, impulsado por lo que parece una insaciable demanda principalmente desde China.
La economía argentina creció 9,5% en 2010, la tercera que más subió en todo el mundo, debido en buena medida a la demanda por sus materias primas en el exterior. ¿Qué significa para el país seguir recibiendo montos sin precedentes por sus exportaciones?
Los "agrodólares"
"Esto generará un efecto muy positivo porque a diferencia de lo que ocurría hace 10 o 20 años permite romper la restricción en el acceso a las divisas", dijo a BBC Mundo Ernesto Kritz, economista especializado en políticas sociales y director de la firma SEL Consultores."El riesgo que surge, sin embargo, es que se aprecie el tipo de cambio (es decir que suba el valor del peso frente al dólar) y se afecte la competitividad del comercio internacional", acotó Kritz.
Si el exportador argentino pasa a percibir menos pesos por dólares recibidos, se reduce su margen de ganancia y por ello se afecta su negocio.
Según le explicó a BBC Mundo el economista José Luis Espert, de la firma Espert y Asociados, "Argentina tiene el tercer mejor intercambio comercial de sus 200 años de historia, porque los precios de los productos exportados son mejores a los que se importan".
Pero Espert afirma que "desde 2002 se están batiendo récords de exportaciones, pero no por la política del gobierno sino a pesar de la política antiexportadora del gobierno"
El economista se refiere que el gobierno argentino se queda con una tajada (en algunos rubros como la soja rebasa el 30%) de lo que se exporta en las llamadas retenciones, un impuesto a las ventas en el exterior.
El argumento oficial es que estos recursos son redistribuidos para atender necesidades sociales o subsidiar servicios como el transporte público.
El tema pobreza
"Creo que no es casual, pero en la historia argentina cada vez que hubo intercambios (comerciales) extremadamente favorables también hubo gobiernos progresistas y redistributivos que en el corto plazo provocaron grandes boom de crecimiento, pero que en el largo plazo terminamos sufriendo las consecuencias", señaló Espert.El economista cita como ejemplos al primer gobierno de Juan Domingo Perón a finales de la década de 1940, el de Héctor Cámpora en 1973 y los de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner de los últimos siete años.
"Puede no ser casual pero cuando ocurren estos regalos del cielo, de que un país es bendecido por precios tan buenos de la exportación, entonces somos ricos y hay que redistribuir y no producir. Es la maldición de los recursos naturales", agregó.
Desde 2001-2002, cuando ocurrió el colapso más pronunciado de la economía del país, la pobreza se ha reducido al menos a la mitad, al igual que el desempleo según las estadísticas oficiales (cuestionadas por analistas privados).
Esta semana, además, la presidenta Fernández presentó los resultados oficiales del llamado indicador Gini, un método estadístico de medir la desigualdad y afirmó que la riqueza está menos concentrada en toda la sociedad.
"Hemos llegado a la brecha de desigualdad más pequeña, desde octubre del año 74", aseveró.
Año electoral
La inundación esperada este año de los llamados "agrodólares" hacen a los economistas preveer que continuará la política oficial de redistribución de ingreso, especialmente siendo 2011 un año electoral."El aumento del gasto impulsado por el ingreso extra de divisas permite mantener el nivel de consumo; y dos tercios del crecimiento económico se deben al consumo y eso permite cierto nivel de bienestar de la población", indicó Kritz.
"Pero esto le llegará más a los asalariados sindicalizados (cuyos gremios negocian sus aumentos de sueldo) que a los más pobres del país", agregó.
En tanto, según Espert, "al final a los gobiernos lo que les interesa es ganar las elecciones cada cuatro años y no los objetivos a largo plazo. De ahí que se inflará el consumo doméstico, la obra pública y el gasto".
BBC Mundo
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