Para la mayoría de las personas, los tipos de letra son insignificantes. Sin embargo, para sus fanáticos, son la característica más importante del texto.
Cuando salió Avatar, la película más taquillera de todos los tiempos, una parte del público se indignó. Los diseñadores gráficos la odiaron.
¿Por qué? No les gustaba la fuente elegida por el director James Cameron para los subtítulos.
"La odiaba en los carteles y casi vomito cuando me di cuenta que tendría que leer ese tipo de letra fea durante toda la película", comentó un bloguero... ¿No tuvo dinero para un diseñador gráfico decente?".
Sin embargo, las fuentes no son sólo para especialistas. Si no, ¿por qué las organizaciones de todo el mundo gastan mucho tiempo y dinero cambiando su tipo de letra?
Cambio de imagen
En abril, un diario británico informó que el Ministerio de Asuntos Exteriores gastó más de US$120.000 en cambiar su tipografía a una casi idéntica.El mes pasado, el aeropuerto londinense de Gatwick dió a conocer su nuevo logotipo en letra manuscrita. Un portavoz dijo que el aeropuerto quería tener un "toque personal".
Y la semana pasada, el sitio de internet de la BBC cambió de imagen, sustituyendo la letra Verdana por Arial y Neue Helvetica.
Pero ¿de verdad los distintos tipos de letras pueden transmitir esos valores?
Puede ser que una fuente nunca reproduzca la intimidad del bolígrafo y la tinta pero con unas 200.000 fuentes disponibles, los estilos a escoger son infinitos.
"La selección de una fuente es como la de un vestido", dice Julie Strawson, directora de la multinacional de diseño tipográfico Monotype Imagining. "Así como uno elige una vestimenta dependiendo de la ocasión, uno decide la fuente de acuerdo al mensaje que quiere transmitir".
El tipo de letra importa porque tiene el poder de crear un sentido de reconocimiento y confianza. "Cualquiera reconoce a la BBC a partir de sus tres caracteres en tipo Gill Sans. Es un icono. Si escribes BBC en una fuente florida la gente no la reconocería", asegura Strawson.
Un asunto emocional
Los bancos son especialmente conscientes de la tipografía. Instituciones como Barclays crean su propia fuente para reforzar la sensación de seguridad en un momento donde el temor de fraude y estafa es alto.Pero Jonathan Barnbrook, fundador del sitio de internet Virus fonts, cree que el poder de la tipografía va más allá de esos objetivos simplemente utilitarios.
"Una buena tipografía crea una respuesta emocional en relación al mensaje que transmite (...) y resume el espíritu de una época porque marcan una fecha con bastante rapidez".
Las personas se han vuelto más conscientes del impacto de las fuentes gracias a las computadoras. Pero el poder de cierta tipografía todavía es en gran parte subliminal, según argumenta Barnbrook.
De hecho para algunos, las fuentes pueden dar significado de vida o muerte.
Helvetica vs. Univers
La fuente suiza Helvetica ha generado todo un culto a su alrededor, sobre todo tras el estreno del documental de 2007 del mismo nombre.Para Bruno Maag, el director creativo del estudio de tipografía Dalton Maag, la letra Helvetica es una lacra cultural y en cambio adora la Univers, otro diseño suizo.
"Si Helvetica es Julia Roberts —lo suficientemente bonita— entonces Univers es Uma Thurman —súper cool", asegura.
En tanto para el bloguero Mike Battista, que escribe el blog phronk.com, la obsesión por las fuentes le parece un exceso.
Para Battista la tipografía se ha transformado en un estatus cultural absurdamente alto por una pequeña élite auto-indulgente.
"Me recuerdan a lo snobs del vino —que pueden detectar todas esas sutiles notas y sabores, pero la persona promedio probablemente no se dará cuenta de todas esas florituras diminutas en la fuente. Cuando estas leyendo un artículo no estás pensando en la fuente. Tendrías que ver fuentes todo el día para empezar a generar sentimientos por ellas".
Una obsesión con la letra puede llevar incluso a la reducción de la productividad, advierte.
"El otro día me enteré de que la gente está teniendo una "parálisis de fuente". No podían seguir con su trabajo porque no eran capaces de decidir qué tipo de letra utilizar".
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