Fuente: El Pais.
La ciudad de San Francisco (California, EE UU) ha aprobado la primera normativa en Estados Unidos que exige a los fabricantes de teléfonos móviles que incluyan en cada uno de ellos etiquetas que indiquen las radiaciones que emiten, informa hoy el diario británico The Guardian. Mientras el alcalde de la ciudad, Gavin Newsom, defiende el derecho de los ciudadanos a conocer los efectos que pueden tener estos dispositivos sobre la salud y, en consecuencia, tomar decisiones al respecto, la industria rechaza una medida que, a su juicio, se ha adoptado cuando no existen evidencias científicas que señalen que el uso de móviles es perjudicial.
La normativa, que ha salido adelante por 10 votos a favor y uno en contra, insta a las operadoras de telefonía móvil a informar en cada aparato de la cantidad de radiaciones que el cuerpo del usuario absorbe al utilizar dicho artilugio. Así, el ciudadano podrá elegir el que más le conviene de entre los diferentes teléfonos ofertados. "Esto va a ayudar a la gente a tomar decisiones informadas", ha dicho Sophie Maxwell, principal impulsora de la iniciativa.
Las empresas del sector aseguran que no hay pruebas científicas que sustenten la necesidad de exigir dichas etiquetas y que esa información sobre el nivel de radiación puede llevar a los consumidores a pensar, equivocadamente, que el uso de teléfonos móvil es peligroso. "Más que informar, la ley potencialmente confundirá a los consumidores sugiriendo que algunos teléfonos son más seguros que otros, basándose en esas etiquetas sobre radiación", ha manifestado John Walls, vicepresidente de la Asociación de Móviles e Internet. "Todos los teléfonos vendidos legalmente en los Estados Unidos deben cumplir con unos estándares de seguridad sobre emisiones establecidos por la Comisión Federal de Comunicaciones", ha destacado.
El mes pasado se conocieron los resultados del estudio Interphone, realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2000 en 13 países, que concluyó que no hay mayor riesgo de cáncer entre las personas que utilizan teléfonos móviles. Sin embargo, a renglón seguido, el trabajo subrayaba que era "prematuro" descartar riesgo alguno debido al rápido aumento del uso de estos dispositivos, sobre todo entre los jóvenes. Los 21 científicos que realizaron el informe reconocían los problemas metodológicos del mismo o de información inadecuada que transmitieron los participantes. Desde que comenzó el trabajo, en 2000, el número de móviles se ha disparado y, además, en parte el estudio dependía de cuánto tiempo la gente recordara que hablaba por teléfono, algo muy inexacto. Unos 5.000 millones de personas utilizan teléfonos móviles en el mundo.
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