Fuente: El Mundo.
Si alguien no ha leído todavía el fantástico post de Carlos Sánchez Almeida sobre la actualización de Kindle tiene mi permiso para abandonar estas páginas. La nueva versión del software del lector de Amazon viene con un regalo sorprendente: la capacidad de navegar gratuitamente por la red a través de conexiones 3G incluso fuera de las fronteras de EE.UU., donde la funcionalidad lleva activa ya unos meses.
Esto, como dice Sánchez Almeida, es “revolucionario”. Kindle fue el primer dispositivo que apostó por incluir tráfico de datos 3G sin añadir una cuota mensual. Lo hizo porque su función, en un principio, estaba limitada únicamente a la transferencia de libros electrónicos y contenido de la Wikipedia. Un volumen da datos fácil de estimar y al que poner un precio que Amazon podía disimular fácilmente en el coste total del dispositivo.
Ahora las operadoras se encuentran con que la historia tiene un final diferente al esperado, aunque tampoco va a suponerles un descalabro económico. Desgraciadamente las ventajas de la tinta electrónica no combinan bien con las de la web. Mi opinión es que esta nueva posibilidad de navegar sin límites ni restricciones queda un tanto desaprovechada en el Kindle. El refresco de pantalla es lento, tiene poca memoria y no hay posibilidad de mostrar color. A cambio es un excelente compañero de playa para este verano. Con luz directa es infinitamente más legible que la pantalla de un PC.
Lo de Kindle va a pasar a la historia como una singularidad. Fantástica, sin duda, pero singularidad al fin y al cabo. Es poco probable que otros dispositivos en los que el consumo de datos previsto sea mayor –como un teléfono, una tableta o un ordenador- consigan arrancar de las operadoras las mismas condiciones que logró Amazon con Sprint, primero, y AT&T (con roaming), después.
La competencia con otros libros electrónicos y ahora con el iPad ha obligado a Amazon, en cualquier caso, a cambiar de estrategia. Esta semana Nook, el lector de la cadena de librerías Barnes & Noble ha rebajado su precio a 199 dólares obligando a Amazon a recortar el precio de Kindle hasta 189 dólares. Detrás de la guerra de precios está la sombra alargada –alargadísima- de la tableta de Apple, que ha vendido 3 millones de unidades –todas las que se han podido fabricar- en 80 días.
En esto de los libros el hardware ya no es negocio y, de hecho, hay dudas sobre la posibilidad de que algún día Amazon ponga a la venta un Kindle 3. La compañía de Jeff Bezos, sin embargo, está en una posición envidiable en el apartado de contenidos. Abrirse a cualquier plataforma, incluso a sus pretendidos “rivales”, la ha salvado de la prisión de tinta electrónica a la que parecía estar condenada. Los usuarios “kosher” de Apple tienen una buena alternativa en iBooks ahora que ya funciona en el iPhone pero los que mezclan diferentes marcas –por ejemplo un PC, un iPad y un teléfono Android- Kindle (software) es mejor que cualquier otra opción y da más garantías de futuro, incluso si no tienen el propio Kindle (hardware). Incluso a pesar del formato de los libros que, a diferencia de EPUB, es propietario y está cerrado a cal y canto.
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