Fuente: La Nacion.
"Quizá en 10 años esta planta tenga un sensor por el que pasemos un lector y sepamos si necesita fertilizantes o agua. Quizá podamos dictar los mensajes de correo electrónico. Quizá usted y yo vengamos aquí con un teclado (dibuja con las manos un rectángulo plano) en la mochila, o incluso enroscado a la muñeca, que sea nuestra puerta a Internet". Lee Rainie especula sobre qué cambios habrá traído la Red a nuestras vidas en 2020. Este ex reportero que llegó a cubrir elecciones presidenciales juega con cierta ventaja. Dirige un proyecto del Centro Pew que hace encuestas para recabar información, que ofrece gratis, sobre cómo la Red ha transformado la sociedad estadounidense.
El Pew también juega a la futurología. Preguntan a los mejores expertos en tecnología qué será lo más excitante en 10 años. Este invierno, la mayoría apostaba que será algo que hoy nos parecería magia. "Hace 10 años ninguno habría predicho el iPhone". Utensilio que, por cierto, el señor Rainie no tiene. Aún. "Pronto me haré con uno, mi Blackberry está medio estropeada".
Sus comidas de trabajo en Washington duran "como mucho una hora". En su primera visita a España, invitado por la Embajada estadounidense, elige almorzar en una terraza al aire libre, con sol. Pide una quiche y acepta compartir una ensalada. "Suelo comer un sándwich o una ensalada en mi mesa de trabajo. Mi comida fuerte es la cena".
Rainie sostiene que los adolescentes actuales no son tan distintos . Lo que pintábamos en la puerta del baño o compartíamos en largas charlas telefónicas ahora se lo gritan al mundo por Internet. Por eso "les perseguirá una sombra digital enorme y muy persistente". Todo lo colgado alguna vez en Facebook o Flickr ahí queda, en algún lugar del limbo. Aquellos pecados no se podrán ocultar.
"Los más jóvenes de mi oficina -tengo 58 años- dicen que, como todos cometemos errores, seremos más perdonadores, que habrá una humillación mutua asegurada, como la destrucción mutua asegurada de la guerra fría. No sé si el pasado les pasará factura".
Rainie y todos los de su gremio sueñan con el día en que puedan encuestar por Internet. "Sería más barato". Sin embargo, un 25 por ciento de los adultos de EE.UU. no navega por el ciberespacio y eso invalida la muestra. Para sus sondeos llaman a teléfonos fijos y, novedad desde hace dos años, también a móviles. "Así llegamos a más jóvenes, más afroamericanos, más latinos".
¿Y cómo rayos selecciona en ese tsunami de información? "Sigo a ciertos expertos, boletines que hacen muy buen periodismo propio y además reúnen lo mejor de publicaciones tecnológicas, sigo en Twitter lo que leen mis colegas, a qué congresos van y además tengo amigos que me dicen: ´Oye, ¿has leído esto? Mi red social es mi sistema de alerta".
Mecanismos que permiten parar una avalancha que, quizá, a largo plazo, se convierta en inmensas orejeras. Es el riesgo de "balcanización, que cada uno vivamos en nuestra burbuja informativa, incapaces o sin ganas de escuchar algo que desafíe nuestro punto de vista", opina Rainie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario