Fuente: La Nacion.
Gabriel Leyton (21) vive con una "dama de cuidado" desde los dos años a la que presenta como "su vieja". Tiene hermanos distintos todos los años. Cursó cuatro veces segundo año del secundario y asegura que está tratando de "parar un poco la joda". Daniel Campos (24), vive en un barrio carenciado del bajo Flores. Tiene un bebé de un año, no terminó el secundario y sus trabajos fueron siempre de carga y descarga de mercadería.
Ambos fueron seleccionados, junto a otras 18 personas, para formar parte del programa Jóvenes con Futuro que organizan el Ministerio de Trabajo de la Nación , Microsoft y la Fundación Equidad . La iniciativa, dirigida a jóvenes de ambos sexos, de 18 a 24 años de edad, procedentes de hogares de bajos ingresos, desocupados y sin secundario, se desarrolló entre diciembre del año pasado y marzo de 2010. Allí recibieron capacitación en: alfabetización digital, soporte técnico de PC y reciclado de computadoras.
"Hicimos varias visitas a Microsoft donde nos enseñaron cómo se trabaja en este tipo de empresas. Y uno aprende mucho del ambiente laboral: porqué no ir con la camiseta de fútbol, no usar gorra y hasta hacer un currículum o una carta de presentación que es algo que yo no sabía que existía", relata Daniel.
Nueva oportunidad. Finalizado este curso, Fundación Equidad seleccionó a seis de estos jóvenes basándose en sus aptitudes y ganas demostradas, para que continúen en la fundación por una nueva pasantía de seis meses. Para ellos ofrecen un viático de 600 pesos y capacitación constante tanto en tecnología como en aptitudes necesarias para poder aspirar a trabajos "formales". Desde la capacitación técnica los jóvenes están haciendo ahora un curso en redes informáticas, además del trabajo de reciclado diario.
"Nos eligieron para quedarnos, este trabajo está bueno, no me importaba qué me tocara hacer, me importaba estar acá", dice Gabriel, para quien su único contacto con máquinas había sido jugar videojuegos en locutorios. "Jamás había abierto una compu, sin dudas el desguace es lo más divertido, sacar tornillos, ver qué funciona y qué no, buscar nuevas partes y ensamblar", cuenta.
Fue hace muy poco tiempo que Gabriel pasó cuatro años repitiendo segundo año del secundario; según explica, porque no tenía ganas de nada. "Ahora estoy pensando en estudiar algo universitario, pero recién terminé la escuela. Esto se mueve mucho, me gusta el diseño gráfico y me va a dar oportunidades de trabajo", dice mientras no deja de quejarse porque adentro de la fundación no puede usar una larga cresta que ahora tiene prolijamente peinada.
Sentirse dignos. Desde Equidad remarcan el valor que tiene que estos chicos apuesten a capacitarse ya que en todos los casos necesitan ganar dinero urgente para sus hogares. Daniel, por ejemplo, sale de Equidad a las cuatro de la tarde, llega a su casa, se baña y juega una hora con su bebé y se va a trabajar a un delivery de comidas de 20 a 24 horas. "Hago el esfuerzo porque antes de esta oportunidad sólo había tocado una computadora para abrir el Messenger. Pienso en mi bebé, ahora que los chicos vienen mucho más "electrónicos" y siento que lo voy a poder ayudar con las tareas y darle un futuro más seguro", dice Campos.
Gabriel y Daniel, junto a sus otros compañeros ya están pensando en desarrollar un equipo de soporte técnico para ofrecerse en las empresas. Ellos aprendieron, además de la técnica, lo que significa el trabajo grupal, las reglas básicas de un trabajo formal y lo que siente al tener un lugar de pertenencia. Estos jóvenes se animaron a sentirse merecedores de un buen trabajo, a confiar y a desarrollar sus capacidades. "No me imaginé nunca que iba a reparar nada en mi vida y acá estoy, sólo me imaginaba haciendo fuerza", cierra Daniel.
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