Suecia es mucho más que el país que universalizó los muebles desmontables y que los españoles mitificamos por culpa de un puñado de malas películas donde los actores siempre terminaban yendo "a por las suecas".
Suecia es actualmente, tal y como apunta un estudio del Foro Económico Mundial, la economía más competitiva de la Unión Europea (UE) según los criterios del Tratado de Lisboa. ¿Cuáles son las razones de esta competitividad? Hay muchas, pero quizás una de las claves sea la capacidad de los suecos para convertirse en un país sostenible, un país que apuesta por las nuevas tecnologías y que al mismo tiempo se toma la molestia de cuidar el medio ambiente. No en vano, Estocolmo es la capital verde europea de 2010.
Suecia es miembro de la UE desde el año 1995. Pero ¿por qué se resisten a entrar a formar parte de la moneda única? Según Fredrick Langdal, del Instituto Sueco de Estudios Europeos, "para que los suecos vuelvan a tratar este tema es necesario una solución exitosa a la actual crisis del euro".
Pero el no formar parte de la moneda única no ha sido un obstáculo para las compañías suecas (Ericsson, Teligent o Mobile Arts, entre otras), con altos niveles de competitividad, despuntando a la hora de crear productos innovadores y eficientes.
Curiosamente, en un país que tanto apuesta por las nuevas tecnologías, surgió un movimiento pionero: el Partido Pirata (Pirate Party), que defiende los derechos de los usuarios en Internet. Esta formación política se fundó en 2006 y el año pasado logró representación en el Parlamento Europeo, donde obtuvo dos escaños. Aunque uno de ellos no lo han ocupado todavía por culpa del fenómeno de los eurodiputados fantasma.
Según Rick Falkvinge, fundador y líder del partido, su movimiento lo "los derechos humanos". Desde su punto de vista "hoy la gente no crea por el copyright sino a pesar de él. El copyright ya no ayuda a la cultura, ayuda a las grandes empresas, limitando la cultura".
El Partido Pirata comenzó a ganar popularidad a raíz del juicio a los creadores de Pirate Bay una web de intercambio de archivos. Para Falkvinge, ese proceso judicial "ha sido un hito, fue una llamada de alerta enorme, en Suecia y en el resto del mundo. Ese juicio muestra lo peligrosas que pueden ser las cosas", dice, refiriéndose a la peligrosidad de las nuevas regulaciones en torno a Internet que se están gestando en la UE.
Una de esas nuevas leyes es la disposición ACTA, un tratado que se ha estado negociando en secreto y que desde las filas del Partido Pirata consideran muy peligroso. Sin embargo, para otras personas, como Ulf Bernitz, profesor de Derecho europeo en la Universidad de Estocolmo, "ACTA se hará público ahora, y para mí no es para tanto comprendo que no se pueda pensar en negociar todo públicamente".
Sorprenden estas declaraciones cuando el propio Bernitz considera que una de las mayores aportaciones de Suecia a la UE ha sido la transparencia: "La antigua tradición en la UE era que todo fuera secreto, hasta cierto grado, y Suecia es particularmente activa en forzar a las instituciones de la UE a ser más transparentes".
Así es Suecia, un país económicamente fuerte y tecnológicamente avanzado pero que, como todos, encierra sus contradicciones.
Suecia es actualmente, tal y como apunta un estudio del Foro Económico Mundial, la economía más competitiva de la Unión Europea (UE) según los criterios del Tratado de Lisboa. ¿Cuáles son las razones de esta competitividad? Hay muchas, pero quizás una de las claves sea la capacidad de los suecos para convertirse en un país sostenible, un país que apuesta por las nuevas tecnologías y que al mismo tiempo se toma la molestia de cuidar el medio ambiente. No en vano, Estocolmo es la capital verde europea de 2010.
Suecia es miembro de la UE desde el año 1995. Pero ¿por qué se resisten a entrar a formar parte de la moneda única? Según Fredrick Langdal, del Instituto Sueco de Estudios Europeos, "para que los suecos vuelvan a tratar este tema es necesario una solución exitosa a la actual crisis del euro".
Pero el no formar parte de la moneda única no ha sido un obstáculo para las compañías suecas (Ericsson, Teligent o Mobile Arts, entre otras), con altos niveles de competitividad, despuntando a la hora de crear productos innovadores y eficientes.
Curiosamente, en un país que tanto apuesta por las nuevas tecnologías, surgió un movimiento pionero: el Partido Pirata (Pirate Party), que defiende los derechos de los usuarios en Internet. Esta formación política se fundó en 2006 y el año pasado logró representación en el Parlamento Europeo, donde obtuvo dos escaños. Aunque uno de ellos no lo han ocupado todavía por culpa del fenómeno de los eurodiputados fantasma.
Según Rick Falkvinge, fundador y líder del partido, su movimiento lo "los derechos humanos". Desde su punto de vista "hoy la gente no crea por el copyright sino a pesar de él. El copyright ya no ayuda a la cultura, ayuda a las grandes empresas, limitando la cultura".
El Partido Pirata comenzó a ganar popularidad a raíz del juicio a los creadores de Pirate Bay una web de intercambio de archivos. Para Falkvinge, ese proceso judicial "ha sido un hito, fue una llamada de alerta enorme, en Suecia y en el resto del mundo. Ese juicio muestra lo peligrosas que pueden ser las cosas", dice, refiriéndose a la peligrosidad de las nuevas regulaciones en torno a Internet que se están gestando en la UE.
Una de esas nuevas leyes es la disposición ACTA, un tratado que se ha estado negociando en secreto y que desde las filas del Partido Pirata consideran muy peligroso. Sin embargo, para otras personas, como Ulf Bernitz, profesor de Derecho europeo en la Universidad de Estocolmo, "ACTA se hará público ahora, y para mí no es para tanto comprendo que no se pueda pensar en negociar todo públicamente".
Sorprenden estas declaraciones cuando el propio Bernitz considera que una de las mayores aportaciones de Suecia a la UE ha sido la transparencia: "La antigua tradición en la UE era que todo fuera secreto, hasta cierto grado, y Suecia es particularmente activa en forzar a las instituciones de la UE a ser más transparentes".
Así es Suecia, un país económicamente fuerte y tecnológicamente avanzado pero que, como todos, encierra sus contradicciones.
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