Fuente: Expansion.
Las autoridades norteamericanas quieren determinar si el grupo del ‘iPhone’ viola las leyes antimonopolio, como defienden algunos desarrolladores de la ‘AppStore’ y firmas como Adobe Systems.
El hermetismo de Apple es de sobra conocido. Para los desarrolladores independientes, crear una aplicación para la tienda online AppStore puede suponer una auténtica pesadilla. Apple requiere de unas especificaciones técnicas distintas para entrar a formar parte de su selecto club. Esto obliga a muchos programadores a formar varias versiones de un mismo programa para plataformas diversas (Linux, Wii y iPhone, por ejemplo).
La compañía de la manzana había anunciado una cierta apertura a los estándares del mercado para las aplicaciones de su iPhone, iPod Touch e iPad, ante su gran popularidad, pero, en realidad, las especificaciones siguen vigentes.
Gota en el vaso
La semana pasada, el consejero delegado de Apple, Steve Jobs, colgó en la web corporativa del grupo una carta en la que se tachaba de “inadecuada” la herramienta Flash de Adobe. Fue la gota que colmó el vaso. Fabricantes, desarrolladores de software e, incluso, Google y Microsoft, han vertido opiniones sobre la postura de Apple.
La oleada de comentarios y de acusaciones cruzadas, sobre todo, entre Apple y Adobe Systems, ha provocado que el regulador estadounidense (FTC) y el Departamento de Justicia, encargados de hacer cumplir las leyes antimonopolio en EEUU, anuncien el próximo inicio de una investigación sobre este asunto.
Las autoridades temen que la política de Apple esté perjudicando al conjunto del mercado de móviles, donde su terminal iPhone ya cuenta con más de 50 millones de adeptos en el mundo. Mientras, en menos de un mes, su nueva tableta iPad ha vendido más de un millón de unidades en EEUU.
Asimismo, el grupo concede a los desarrolladores de la AppStore el 70% de las ventas de sus programas. No es de extrañar, pese a todo, que existan más de 140.000 aplicaciones en la tienda online.
No es la primera vez que el grupo se enfrenta a los reguladores de EEUU. El año pasado, las presiones de la Comisión de Comercio provocaron que el presidente de Google, Eric Schmidt, renunciara a su silla en el consejo de administración de Apple.
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