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2010/05/14

"Comencé a investigar las hipotecas 'subprime' en 1999, pero me pararon los pies"

Fuente: Expansion.

Eliot Spitzer (Nueva York, 1959) tiene un hablar tranquilo, casi pausado, pero directo. Vive la reforma de la regulación financiera estadounidense desde fuera, pero con un profundo conocimiento de la materia. Sus nueve años como Fiscal General de Nueva York (ver información adjunta) y el año que estuvo al frente de ese mismo estado como gobernador le permitieron conocer de primera mano los entresijos del sector financiero estadounidense.
En una entrevista concedida a EXPANSIÓN, Spitzer explica que los planes del Gobierno de Obama para lavar la cara de la banca despiertan en él sentimientos encontrados. Por un lado, cree que la reforma plantea aspectos positivos, como la creación de una agencia de protección al consumidor. Pero, por otro lado, se muestra crítico con varios aspectos de vital importancia.

El primero, "que los bancos seguirán siendo demasiado grandes para caer". Spitzer considera que la labor de los reguladores en este aspecto está siendo insuficiente y que se deben aprobar unos mayores límites al tamaño de las entidades. Además, cree que el hecho de que el Gobierno estadounidense continúe como garante explícito de los bancos es pernicioso.
El uso del poder
Pero, sin duda, el aspecto que más preocupa al ex gobernador tiene nombres y apellidos. "Es importante reescribir las normas, pero lo es más que quien tenga el poder quiera usarlo", apunta Spitzer. Cree que las personas responsables de aplicar la regulación financiera, muchas de las cuales ya ostentaban esta función cuando estalló la crisis, no entienden el problema. "No lo comprendieron entonces y no lo comprenden ahora", asevera. Por ello, "si me dieran a elegir entre reformular yo la regulación o elegir a las personas encargadas de hacer valer la normativa actual, elegiría la segunda opción", asegura.
Pero las críticas a las instituciones no acaban ahí. Eliot Spitzer explica que comenzó a investigar la actividad bancaria relacionada con las hipotecas subprime en 1999. En un principio, se limitó a los bancos regionales, aquellos sobre los que tenía jurisdicción como Fiscal General de Nueva York.
Poco después decidió ampliar su horizonte e investigar la actividad de los bancos nacionales. Fue entonces, para su sorpresa, cuando le pararon los pies. Y no fueron precisamente los bancos, sino la Oficina del Interventor de la Divisa (OCC, por sus siglas en inglés), el organismo encargado de la supervisión a la banca.
Spitzer apunta que John Dugan, actual mandatario de este organismo, ya estaba en la cúpula en 1999. Dugan tuvo una activa participación en la desregulación financiera de principios de los años 90.
La prisa no es buena aliada
Spitzer cree que la incomprensión de los reguladores es una señal de que a la reforma bancaria le falta un fundamento ideológico. El ex fiscal cree que los legisladores se están dejando llevar por el enfado de la sociedad con las entidades bancarias. Sin embargo, Spitzer apunta que se está intentando acelerar tanto el proceso que nadie parece haberse parado a pensar realmente qué es lo que falla y qué es lo que funciona en el sector financiero.
En cuanto al proceso abierto contra Goldman Sachs por fraude, el ex gobernador cree que aún es pronto para saber si el banco, considerado hasta hace poco como el 'santo' de Wall Street, es en realidad el principal villano. La predicción de Spitzer es que Goldman luchará contra el litigio y se adaptará a las nuevas normas del sector. Sobrevivirá.
Este último escándalo no hace sino reforzar su impresión de que la banca ha perdido su punto de referencia. Cita como ejemplo la primera comparecencia de los responsables de Goldman en el Senado. Cuando se les preguntó si habían velado en todo momento por los intereses de sus clientes, no pudieron responder. Spitzer apunta que el enorme tamaño de las firmas de inversión ha conllevado una gran confusión. "Les es casi imposible saber para quién trabajan", dice.
El ex gobernador pone otro ejemplo. Hace años, cuando investigaba un asunto relacionado con Merrill Lynch, los representantes del banco usaron como defensa un argumento que dejó a Spitzer boquiabierto: "Es cierto todo lo que dices Eliot, pero aún así nosotros somos mejores que la competencia".

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