Las células madre embrionarias están en un estado dinámico a la espera de la señal que les indique qué destino adoptar. Esa es la conclusión de un estudio, publicado en PLOS Biology y presentado ayer por uno de sus autores, Jordi García Ojalvo, de la Universidad Politécnica de Catalunya, que colaboró con un equipo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) dirigido por el español Alfonso Martínez Arias.
El mantenimiento de la capacidad de producir distintos tipos celulares se debe a la actividad de un circuito de tres genes. Fruto de las interacciones entre ellos se genera ruido que interfiere con las señales que definen el destino final de la célula. En lugar de estar en reposo bioquímico, esta constante variación hace que las células permanezcan preparadas para adoptar cualquier destino.
"Es como un coche patrulla. Si está circulando, eso le permite actuar más rápido cuando se le llama", explica García Ojalvo, cuyo modelo matemático fue demostrado con ratones en Cambridge.
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