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2009/07/01

Al Blu-ray todavía le cuesta imponerse

Fuente: La Nacion.

El triunfo del formato de discos ópticos Blu-ray, que desplazó al HD DVD hace más de un año, parece estar convirtiéndose en una victoria agridulce. Una encuesta de la empresa de investigación de mercado Harris Interactive ( www.harrisinteractive.com ) revela que el 93% de los consultados en los Estados Unidos no piensa comprar un reproductor de Blu-ray de aquí a un año. Peor aún: ahora son menos que en 2008 los que piensan en adquirir uno.

Paradójicamente, la cantidad de personas que tienen un TV de alta definición, formato para el que Blu-ray fue diseñado, aumentó el 10% en ese país, según el trabajo de Harris.

Cuando en febrero de 2008 Toshiba sepultó su formato HD DVD, tras dos años de lucha con Sony, dejó sorprendidos a propios y ajenos. La retirada voluntaria hizo pensar en si acaso sus analistas habrían concluido que no tenía sentido seguir gastando recursos en un medio cuyo futuro era incierto.

Aunque esa guerra parecía calcada de la de Betamax contra VHS en los 70 y pese a que al DVD también le costó arrancar, el escenario tecnológico ha cambiado sustancialmente y Blu-ray salió de una batalla para sumergirse en otra.

De un flanco avanzaba Internet. Si la velocidad de transmisión de datos y la omnipresencia de los accesos seguía aumentando, ir al videoclub se convertiría, tarde o temprano, en cosa del pasado. Bajaríamos las películas en alta definición directamente de un videoclub en la Web. Algunos comercios ya han empezado, como Netflix, Amazon e iTunes. Pero el avance en la conectividad no era ni es hoy tan veloz, ni tan uniforme en el mundo, como para negarle al Blu-ray un reinado más o menos tan extenso como el del DVD. Pero a sus mentores les quedaba todavía otro obstáculo: el formato en sí.

En una sociedad que encuentra cada vez más sencillo alquilar o comprar contenidos en alta definición en la Web, con el avance imparable de la piratería y con el DVD, cuyos costos son muy accesibles, firmemente establecido, el Blu-ray tendría que haber ofrecido beneficios que ningún estudio de cine hubiera podido aceptar razonablemente. Para ganarles al DVD y a Internet, el Blu-ray debería haberse parecido más bien al liberal VHS.

Por el contrario, el Blu-ray salió a escena imponiendo más trabas que ningún otro soporte en la historia del cine grabado. A las zonas que ya existían en el DVD se les sumaron una serie de controles adicionales: hace falta un televisor compatible con HDMI ( High Definition Multimedia Interface ) para ver películas en alta definición; en el caso de la PC, el motherboard , la placa de video y el sistema operativo deben dar soporte al control contra copia HDCP ( High-bandwidth Digital Content Protection ); el código de región no puede pasarse por alto y, por lo tanto, si un título no está disponible en la zona del usuario, no podrá verlo.

Al soporte aherrojado se le sumaron precios altos y una crisis económica global que no da respiro.

Sony, que apostaba a que su consola de videojuegos PlayStation 3 ayudara a imponer el Blu-ray, vio frustrado este deseo. Aunque competía con la Xbox 360 de Microsoft (que había apoyado al HD DVD), un participante inesperado, Nintendo, arrasó en ventas con su consola Wii, económica y provista de un revolucionario control que ahora Microsoft y Sony intentan emular.

Blu-ray enfrenta un despegue lento. Con disquerías y videoclubes que cierran puertas y con accesos a Internet menos avanzados, ¿es posible que el futuro cercano encuentre al resto del mundo (incluida la Argentina) sin alternativas accesibles para ver cine en HD? En tal caso, muchos usuarios habrán perdido también con la última guerra de formatos.

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