Las autoridades financieras de Bélgica, España, Francia e Italia le plantaron cara a la extrema clic volatilidad bursátil de las últimas semanas y a la estrategia de usar el rumor como arma de especulación en los mercados con la prohibición, por dos semanas, de las ventas cortas (short selling) de determinados activos, la mayoría de la banca.
Coordinados e impulsados por la Autoridad Europea de Valores Financieros (ESMA), lo que prohíbe la medida es que un inversor venda acciones en una compañía de las que realmente no es propietaria, con la esperanza de que su precio caerá y las podrá comprar más baratas para obtener un beneficio.Es una apuesta agresiva a que las acciones caerán.
La prohibición temporal llega tras una semana de enorme volatilidad y fuertes caídas de diferentes bancos europeos, especialmente en Italia y Francia, donde por ejemplo el gigante clic Societe Generale perdió un quinto de su valor de una vez.
Pero hay un riesgo de que la prohibición temporal de las ventas cortas resulte exactamente en lo contrario de lo que buscan.
Ahora -porque las fuertes caídas en los precios de las acciones de los bancos puede golpear la confianza de sus acreedores y se encuentra amenazada la viabilidad de esas entidades- una prohibición temporal puede verse como una sensata medida para calamar los mercados, si consigue reducir la volatilidad.
El tiro por la culata
Pero si la lectura que resulta es que se trata de que las autoridades de la eurozona han entrado en pánico y están desesperadas por dar un respiro a las instituciones financieras porque no son tan fuertes como deberían, los inversores naturales en los bancos, y sus acreedores, sentirán una enorme presión para retirar sus activos de esos bancos.Otra razón por la que podría no funcionar es que no está claro si las recientes caídas en los precios de Unicredit de Italia, Societe Generale de Francia y demás son consecuencia de ventas cortas por parte de especuladores y no del repliegue de los inversores convencionales.
Además, históricamente, cuando las ventas cortas han sido temporalmente prohibidas en otros ámbitos, han terminado por disparar la volatilidad –justo lo contrario de lo que buscaban– porque ha frenado la participación en mercados relevantes de cierto tipo de instituciones, como los fondos de cobertura (hedge funds) y otros.
Otro problema al que se enfrentará la prohibición es que afecta sólo a las ventas cortas en Bélgica, España, Francia e Italia. Pero los bancos más importantes también están presentes en otros grandes mercados internacionales, como Londres o Wall Street, donde las ventas cortas no están prohibidas. Así, la prohibición, en teoría, no impediría que los fondos de cobertura operar con bancos franceses e italianos en plazas no afectadas por el veto.
Un pequeño ejercicio de memoria: el 18 de septiembre de 2008, el regulador de los mercados británicos suspendió temporalmente las ventas cortas de bancos y acciones.
En pocos días días, Bradford & Bingley colapsó y fue nacionalizado. Poco después, a mediados de octubre, los contribuyentes británicos tuvieron que rescatar el Royal Bank of Scotland y HBOS/Lloyds.
Pocos serán los que defiendan que los bancos de la eurozona son tan débiles ahora como muchas entidades financieras internacionales lo eran en 2007-2008, pero los precedentes sugieren que prohibir las ventas cortas no cambiará la situación de forma fundamental.
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