Si uno tiene vídeos, el otro también. Si uno ofrece correo, el otro no se queda atrás con la mensajería. El duelo entre las redes sociales Google + y Facebook vivió ayer otro episodio. Mientras la nueva red de Google anunciaba la apertura de la misma a los juegos, Facebook, que ya los tiene y en gran número, anunciaba cambios en su plataforma para contentar a los desarrolladores y mejorar la experiencia de juego.
En el caso de Google, el catálogo inicial es muy pequeño, pero tiene títulos como el popular Angry birds y, naturalmente, de la empresa Zynga, en la que tiene una participación. Para animar a los desarrolladores, Google + cobrará una comisión del 5% de las transacciones en los mismos, un 25% menos que Facebook. Otra diferencia es que mantendrá el área de juegos, a la que se accede desde un botón, separada de la zona de conversaciones, sin intrusiones.
De momento, el acceso de los desarrolladores de juegos a la plataforma de Google + está restringida. Se supone que Google quiere controlar muy bien la oferta que se haga desde su red social y no recaer, por ejemplo, en problemas de privacidad.
La réplica de Facebook ha sido instantánea. Facebook levantará parcialmente una restricción que había molestado a las editoras de juegos porque perjudicaba su visibilidad. El miembro de la red recibía información de los juegos que él jugaba. Ahora podrá encontrarse notificaciones de otras ofertas, de la actividad jugona de sus amigos. Facebook asegura que sus algoritmos administrarán esta información para que únicamente se despliegue la relevante para el internauta. La red promete dar al internauta facultades para gestionar esta información. A cambio, aumenta el tamaño de la ventana para comodidad de los jugadores y mejora la administración de los favoritos.
Estos movimientos no son banales porque afectan a una parte importante del negocio de estas redes sociales. Aunque la mayoría de juegos son gratuitos, para obtener complementos y equipaje, el jugador debe comprarlos. Ahí está el negocio. En Estados Unidos, se calcula que los jugadores se gastarán este año 653 millones de dólares (458.740 euros) en bienes digitales. Y en este escaparate virtual están marcas de todo tipo. En julio, el distribuidor de arándanos Cascadian Farm entró en Farmville de Facebook y consiguió vender 300 millones de plantas virtuales para los cosecheros de este juego. Se pagaban con la moneda convertible Facebook Credits. Farmville es un juego de Zynga, uno de los monstruos del sector. Tiene 232 millones de internautas metidos en sus juegos, aunque solo un 5% compran suministros. Con 2.500 empleados, hará una multimillonaria salida a Bolsa.
Para el editor de la revista digital de juegos Meristation, Pep Sánchez, se trata de juegos sencillos para los que no necesitas ningún tipo de aprendizaje. "La fórmula no es ninguna novedad, pero ofrecidos desde las redes sociales atrapan a un jugador, por ejemplo adulto, que no habría acudido a otro lugar para acercarse a este tipo de juegos". Y es posible, comenta, que de ahí pase a otro tipo de video-juegos. El creador español Gonzo Suárez (Arvirago Entertainment) comparte la importancia que tienen las comunidades virtuales por su capacidad de convocatoria. Los juegos, comenta, son las pastelerías en este tipo de redes y fertilizan un mercado: en España ya hay empresas dedicadas a juegos específicos para ellas y Suárez considera que son una oportunidad para que las pequeñas empresas crezcan. Suárez subraya el inquietante poderío de Google que ofrece correo, búsquedas, ocio...
Estas novedades se producen al mismo tiempo que Nintendo vive una polémica con parte de sus inversores, que presionan a la empresa para que explote su catálogo de juegos más allá de sus propias máquinas y no olvide el creciente empuje del mercado de los móviles y las redes sociales.
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