Existen animales que habitan la Tierra desde hace millones de años. Primitivos, sin grandes cambios físicos, apenas evolucionados. Son como fósiles, pero están vivos. Este es el caso de la Protoanguilapalau, una anguila rarísima descubierta por el científico Jiro Sakaue a 35 metros de profundidad en un arrecife de Palau, al oeste del océano Pacífico. En cuanto Sakaue, que describe el hallazgo en el último Proceedings of the Royal Society B, miró al pez, se dio cuenta de que era especial.
El Instituto Smithsonian, adscrito al Museo Nacional de Historia Natural de Washington (EEUU), fue el encargado de estudiar los rasgos morfológicos de la protoanguila. Los investigadores se sorprendieron con su cuerpo gelatinoso y su cabeza, desproporcionadamente larga, que contrastaba con su cuerpo corto y comprimido, apenas sin vértebras. "Los fósiles de anguilas antiguas, cuya desaparición se produjo hace cien millones de años, también presentan cuerpo gelatinoso y pocos huesos", explica Dave Johnson, zoólogo de peces del Instituto Smithsonian y uno de los autores del estudio. Pero sus branquias, que parecen el cuello de una camisa, son, sin duda, sus atributos más raros. "No existen precedentes", cuenta Johnson.
Si los científicos se basaban únicamente en la fisiología, la nueva anguila era, irónicamente, la más antigua del mundo. Pero, a pesar de sus vetustos rasgos, podía tratarse de una curiosa involución. La pregunta es, ¿se trata de un fósil vivo o de una bonita coincidencia evolutiva?
Morfología y ADN a debate
Para comprobarlo, procedieron a realizar un análisis del ADN mitocondrial. Este ADN se caracteriza por acumular mutaciones. Los biólogos evolutivos lo utilizan como reloj molecular porque les permite poner fecha al organismo.El análisis de su ADN mitocondrial concluyó que el reloj de la protoanguila se detuvo hace 200 millones de años, en el Mesozoico temprano, lo que quiere decir que convivió con los dinosaurios y les sobrevivió. "Es el único miembro de la rama más primitiva de la familia de las anguilas, de ahí su nombre [proto significa primer]", cuenta el zoólogo.
Lo que todavía se preguntan los científicos son los motivos por los que el espécimen ha sobrevivido durante tantos millones de años. "Tal vez las larvas aguantan condiciones extremas, porque aún no hemos podido encontrar ninguna. Es el siguiente objetivo", concluye orgulloso Johnson.
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