MADRID.- Un equipo de científicos, entre ellos varios españoles, ha revelado que los neandertales europeos tenían unas mutaciones en un gen, el FOXP2, relacionado con el habla que se creía único de nuestra especie.
Hasta ahora había división de opiniones entre los científicos sobre si esta especie, que habitó en Europa hace entre 400.000 y 35.000 años, era capaz de comunicarse con un lenguaje articulado o si ésta era una característica específica del ser humano moderno, que le reemplazó en el continente.
De hecho, los cambios en dos aminoácidos en el gen FOXP2, que son los que facilitan el habla, no se habían encontrado en ningún otro ser vivo del planeta, lo que nos convertía en una especie única.
Sin embargo, estas tesis tienen que cambiar a raíz de este hallazgo. Así lo cree Antonio Rosas, paleobiólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), uno de los autores de este trabajo: "Lo más posible es que esas mismas mutaciones las tuviera un antepasado común a neandertales y humanos modernos. Ello supone, al menos, 400.000 años de antigüedad y desmiente las estimaciones de los genetistas, que concluyeron que esta mutación tenía 200.000 años", argumenta.
Para este estudio paleogenético, los científicos han utilizado dos pequeños trozos de fémur de dos varones neandertales, de hace 43.000 años, hallados en la cueva asturiana de El Sidrón, unas excavaciones dirigidas por Javier Fortea desde el año 2.000.
Los fósiles fueron recogidos con cuidados especiales para evitar la contaminación con ADN humano o ambiental que pudiera afectar a los resultados, el peor enemigo en este tipo de estudios.
Parte se envió al Instituto Max Planck, en concreto a Svante Pääbo; otra parte al experto español Carles Lalueza, de la Universidad de Barcelona; y una tercera a la Universidad de Lyon. "Buscábamos este gen específico porque sabíamos de su importancia para la comunicación y en los tres centros obtuvimos las mismas mutaciones", explica Lalueza.
En concreto, el gen FOXP2 es un interruptor genético que regula la expresión de otros genes implicados en áreas cerebrales. Las dos modificaciones específicas halladas en 'Homo sapiens' y neandertales podrían haber posibilitado los movimientos orofaciales necesarios para articular un lenguaje, a la vez que desarrollaba áreas cerebrales específicas.
La importancia de este gen, que es sólo uno de los relacionados con el lenguaje, se descubrió hace cinco años tras la investigación sobre una familia británica que tenía alterada su capacidad de hablar desde hacia tres generaciones. Los científicos encontraron que tenía el FOXP2 inactivado.
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