En Silicon Valley, se dice que un fracaso es como una medalla y prácticamente un requisito previo para el éxito. Una prueba de que puede ser verdad es el caso de Drew Houston, el último en sumarse al club de multimillonarios en la Meca de las empresas tecnológicas.
Houston, de 31 años, fundó en 2007 junto a Arash Ferdowsi Dropbox, un servicio para compartir archivos en la nube, similar a Google Drive, Microsoft OneDrive, Box, Mega, SugarSync y otros. La empresa tiene ahora un valor estimado de unos US$10.000 millones.
Pero antes de este enorme éxito, Houston conoció la amargura del fracaso. Mientras estudiaba Informática en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts tuvo la idea de un programa de apuestas automatizado para jugar póker con dinero real en la red. Sin embargo, no dejó de fallar en ningún momento.
"Había errores de programación que hacían que el jugador no fuera a ninguna apuesta y pasara en cada mano. Era una forma automatizada de perder todo tu dinero", se ríe.
Otro fracaso
La primera idea seria del empresario fue un curso en línea para ayudar a los estudiantes a preparar los exámenes de entrada a su universidad. Tras tres años de trabajo, ese proyecto no dio frutos. Sin embargo, fueron sus frustraciones colaborando con colegas las que pusieron la semilla que inspiró Dropbox.
"Iba en colectivo de Boston a Nueva York y tenía un montón de cosas por hacer. Rebusqué en mis bolsillos y me di cuenta de que me había olvidado la memoria USB", explica. "Entonces me dije: 'Esto no me puede volver a pasar'".
Con cuatro horas por delante y mucho por hacer, decidió empezar a escribir los códigos de programación. Así nació Dropbox, un servicio para compartir archivos en la nube.
Hacer lo que la gente quiere
Al principio, los inversores lo recibieron con tibieza, porque había muchas otras soluciones de almacenamiento basadas en la nube. "Pero entonces les preguntaba: '¿Usa alguna de ellas?'. Y la respuesta invariable era 'No'".
Siete años después, Dropbox se ha consolidado como un éxito. Recientemente alcanzó los 300 millones de usuarios, un nivel que él mismo dice que no podría haber tenido con sus ideas previas.
Y eso, dice, es parte de las claves del éxito. "Hacer algo que la gente quiere. Eso suena muy obvio, pero cuando examinás el porqué del fracaso de las empresas, ves que normalmente es porque no tienen un público lo suficientemente amplio".
El momento, claramente, también tuvo algo que ver. Houston lanzó su empresa en el momento en que los usuarios estaban migrando a trabajar con múltiples dispositivos, de computadoras portátiles a teléfonos inteligentes y más tarde tabletas.
Los secretos del éxito
Una vez que tenés un producto de gran usabilidad, Houston cree que otro ingrediente esencial es la buena distribución. "Con Dropbox, el usuario se lo cuenta a los amigos y colaboran. Así que cuando llegás al trabajo y necesitás hacer algo en equipo, los reclutás para convertirlos en usuarios de Dropbox porque están trabajando juntos".
Por supuesto, el riesgo es algo esencial del emprendimiento. Pero para Houston es algo que está sobrevalorado. "Un error generalizado es que los empresarios aman el riesgo. En realidad, todos queremos que las cosas salgan como esperamos. Lo que necesitás es un optimismo ciego y tolerancia a lo incierto".
Houston recuerda que cuando empezó con Dropbox, se vio intimidado por tener 700 empleados y el alcance de las operaciones que ahora tiene la empresa.
"La buena noticia es que pasa el día en un momento", dice. "De lo mejor de mudarse a Silicon Valley es que te rodea toda esta gente a la que ya le ha pasado antes. Este lugar es la línea de ensamblaje que toma a un par de veinteañeros y los lleva a pasar por todo lo que necesitan aprender".
Y agrega: "Lo que necesitás en realidad es compromiso con aprender y ponerte al filo de tu zona de comodidad para desarrollar todas las habilidades que de otra manera no llegarían con naturalidad".
Sobre esto de ingresar al club de multimillonarios bromea. "Es en realidad algo decepcionante", se ríe. "Sería genial si tuviéramos un botón de la felicidad que se encendiera. Pero por supuesto, me siento afortunado y cada vez más, junto con otros en Dropbox vamos a dedicar más tiempo a pensar en cómo devolver a la comunidad lo que nos ha dado".
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