Hace 35 años, en julio de 1979, Sony revolucionó la industria al presentar un dispositivo que cambió la forma de acceder a los contenidos musicales, el Walkman. Este reproductor portátil de casete permitió que las personas pudieran disfrutar de sus pistas preferidas de forma personal, sin tener que molestar a familiares, amigos o vecinos.
Su desarrollo comenzó un año antes, ante el pedido de Masaru Ibuka, uno de los directores de la compañía que ya se posicionaba como uno de los líderes de la industria tecnológica. Las instrucciones eran precisas: crear un dispositivo portátil pequeño y de uso personal, que pudiera satisfacer las necesidades del ejecutivo, que quería disfrutar de la música clásica durante sus viajes de negocio.
Los ingenieros de Sony tomaron como base al Pressman, un grabador de audio que había sido creado para que los periodistas pudieran contar con un equipo pequeño para registrar sus entrevistas. El proyecto tomó impulso tras una sugerencia de Ibuka al entonces CEO de la firma, Akio Morita.
"Este equipo deberá satisfacer las necesidades del público joven para que puedan disfrutar de la música durante todo el día", dijo Morita en 1978 sobre las metas del proyecto, que estuvo listo para el verano siguiente. Una vez que el equipo estuvo listo, hubo dudas sobre el nombre comercial que debía llevar el TPS-L2, como se denominó el reproductor portátil.
Walkman era un término janglish, propia de las denominaciones de productos japoneses, y generó dudas entre los ejecutivos de la compañía antes del lanzamiento del dispositivo a los mercados internacionales. Sony America propuso Sony Disco Jogger, pero Morita lo rechazó, ya que el término Disco podía alejar a los usuarios adultos.
Así fue que, en sus primeros años, el Walkman fue conocido en Estados Unidos como Soundabout, Stowaway en Reino Unido y Freestyle en Australia. Sin embargo, a medida que el éxito del equipo crecía, los usuarios anglosajones adoptaron el nombre de Walkman. A pesar de los reparos que tenían los ejecutivos de Sony, el término había sido bien recibido en los mercados extranjeros, a tal punto que dicha denominación fue incorporada al diccionario Oxford en 1986.
Para la historia, lo usual es que se atribuya el nacimiento de este equipo a Sony, pero décadas más tarde, Andreas Pavel, un alemán residente en Brasil, logró ganar una batalla legal contra Sony para ser considerado el padre del reproductor de música portátil. Fue en 1972 cuando creó el Stereobelt, un prototipo que fue rechazado por firmas como Grundig, Philips y Yamaha, entre otras.
"Todos decían que nadie estaba tan loco como para ir por ahí con audífonos, que era sólo un aparatito inútil de un tipo medio loco", dijo Pavel, que no se resignó y patentó su equipo en 1997, un año antes del desarrollo que inició Sony con el Walkman.
Tras una larga disputa, Sony acordó con Pavel un arreglo económico fuera de los tribunales en 2003, cuando en el mercado ya vislubraba una nueva revolución de la mano de Steve Jobs con el iPod, el icónico reproductor digital de música de Apple.
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