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2011/08/01

El genio de la invención en riesgo en EE.UU.

Se espera que la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos procese una cantidad récord de nuevas invenciones este año, pero eso no calma la ansiedad que causan los cortes a la investigación científica debido a la recesión.
Se anticipan más de medio millón de aplicaciones para patentes en campos que van desde ciencias de la vida y medicina personalizada hasta energía solar y tecnología para teléfonos celulares.
La oleada de ideas coincide con una gran exhibición en Washington que examina la historia de la innovación de EE.UU. y la convicción de que los estadounidenses son particularmente geniales para hacer descubrimientos científicos.
"La herencia del siglo XIX es una convicción inherente, un optimismo, respecto a la habilidad de innovar para resolver nuestros problemas", dice David Kappos, el director de la Oficina de Patentes y Marcas de EE.UU., quien ayudó a producir la exposición.
"Ese espíritu está tan vivo ahora como hace 200 años", asegura.

Máquinas que ahorren trabajo

El Gran Salon Americano de Maravillas, del Museo de Arte Americano del Smithsonian en Washington, muestra objetos, pinturas y dibujos que exploran cómo el estudio de la naturaleza y los avances en tecnología e ingeniería ayudaron a moldear la democracia en ciernes.

"En sus primeros años, Estados Unidos sencillamente no tenía mucha gente", señala Claire Perry, una curadora independiente que organizó la exposición.
"Sabían que para tener una economía próspera en una nación independiente necesitaban crear máquinas eficientes que ahorraran trabajo, que les ayudaran a aliviar el problema de no tener suficientes trabajadores".
El siglo XIX en EE.UU. fue un período de agitación política y crisis.
El 4 de julio de 1826, en el 50º aniversario de la independencia estadounidense, murieron los ex presidentes Thomas Jefferson y John Adams, y los ciudadanos temieron que la nación no sobreviviría la pérdida de esos Padres Fundadores.
Sin embargo, los estadounidenses se dieron cuenta de que el gran experimento democrático necesitaba más que fervor revolucionario para asegurarse el éxito, y decidieron que la innovación era la clave.

'¿Qué ha hecho Dios?'

"Se trataba de personas con un sentido tremendo de responsabilidad por la democracia y sentían que era su responsabilidad el tener un amplio espectro de conocimientos", apunta Perry.
"Asistían a conferencias sobre botánica, leían libros sobre geología y mejoras mecánicas, y cada persona sentía que había un nicho en el que podían contribuir".
Las invenciones que surgieron fueron en su mayoría resultado del trabajo de individuos.
Mucha gente había experimentado con el telégrafo electromagnético, pero el artista Samuel Morse fue el primero en inventar un aparato que era a la vez económico y fácil de usar.
Fabricó su prototipo de recibidor con materiales que encontró en su estudio: un marco de lienzo, pedazos de alambre y una regla.
El Congreso quedó tan impresionado que financió una línea entre Washington y Baltimore. El primer mensaje que se transmitió a través del nuevo sistema de comunicaciones fue "¿Qué ha hecho Dios?".
Pero debido a la enorme profundidad y amplitud de conocimientos que existe hoy en día, algunos creen que la era de los grandes inventores como Morse puede haber llegado a su fin.

Cambio de foco

En el siglo XXI, es más probable que las nuevas ideas y aparatos sean producto de equipos de especialistas financiados por compañías e institutos, apunta T R Massey, vocero de Battelle, un fideicomiso caritativo que genera US$6.500 millones en investigación y desarrollo científico cada año.
"El ingenio hoy en día se va más en gerenciar la innovación y crear nuevas aplicaciones para tecnologías existentes", señala.
Los científicos de Battelle recientemente crearon una pintura para aviones que contiene nanotubos. Al aplicarla en las alas y calentarla con cables unidos al motor, previene la potencialmente fatal acumulación de hielo que puede hacer que las naves se caigan.
"No inventamos los nanotubos, pero usamos la tecnología para encontrar una solución gracias a los equipos de innovadores", explica Massey.
"Se trata de traducir tecnología en innovación".

Cortes al futuro

Sin embargo, el dominio en innovación y tecnología estadounidense está siendo retado por otros países.
Datos recogidos por Battelle muestran que el gasto chino en investigación y desarrollo sólo es superado por EE.UU., pues su inversión sin precedentes en educación ha dado una fuerza de trabajo altamente calificada.
La compañía advierte que la falta de inversión en EE.UU. en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (conocidos como Stem) disparará una crisis de innovación en la nación en los años próximos.
El presidente Barak Obama pidió destinar más fondos a estas áreas, pero con el Congreso buscando maneras de contar el déficit, el presupuesto para ese campo está en peligro.
La Oficina de Patentes y Marcas señala que la mayoría de las aplicaciones por patentes de este año vendrán de inventores extranjeros.
"El gran experimento del siglo XIX nos trajo a donde estamos hoy, y EE.UU. está todavía a la vanguardia en innovación", dice Massey. "Pero el resto del mundo nos está alcanzando".

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