Los coches conectados a la Red empezarán a salir de las cadenas de montaje este año. Eso sí, nacerán como opción en automóviles de gama alta. Habrá que esperar un par de años a que Internet vaya de serie. Dos experiencias distintas pudieron verse en el Mobile World Congress de Barcelona. Alcatel-Lucent y Toyota expusieron un coche en el stand de la primera. Visto desde atrás, parece un avión, por las pantallas que lleva en su interior. Pero no son sólo para tener entretenidos a los niños con una película. Son auténticos ordenadores de a bordo que permiten al taller revisar el coche a distancia, la comunicación entre vehículos o conectar con el PC de casa para apagar la luz que quedó encendida.
Para hacer todo esto no basta con una conexión WiFi; su calidad no permite ni descargar un archivo con seguridad en un coche en marcha. Se necesita una tecnología de transmisión como la cuarta generación de telefonía móvil (LTE), diez veces más rápida e infinitamente más fiable por su baja latencia. Su instalación en este Toyota Prius es parte de las pruebas para la viabilidad de este sistema. Se espera que la LTE llegue al usuario antes de 2012.
Lo que sí estará en los concesionarios este año es un flamante Audi A8 que, como opción, tendrá acceso a la Red por medio de la hermana pequeña de la LTE, la red de telefonía móvil 3G. La tecnológica estadounidense Qualcomm y el fabricante alemán quieren que este sea el primer paso mientras ensayan con la nueva LTE.
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